El Minotauro /
Por Nicolás Durán de la Sierra /
Si en la vida diaria la cortesía es aconsejable, en política la fineza -el respeto que ella implica- es punto menos que esencial; sobran los casos en los que su ausencia derivó en barrocos conflictos. “Lo cortés no quita lo valiente”, dice el refrán y cortesía es la que le faltó al gobierno federal al autorizar el aumento del costo en el cruce marítimo entre Cozumel y Playa del Carmen sin antes consultar con los gobiernos estatal y municipales.
Cierto es que entre las atribuciones de la Secretaría de Comunicaciones y Trasportes está el autorizar tal aumento sin consultar con los poderes locales, pero ello además de majadero hacia la soberanía estatal, es una torpeza. No es este el primer caso en el que el gobierno federal ignora a sus pares en Quintana Roo, lo que no abona a una sana relación entre poderes, por más que en los discursos se hable de amistad; mera retórica.
No sobra decir que, de haberse consultado el alza en los pasajes marítimos, la SCT hubiera autorizado, dado el caso, un aumento mucho menor en el boletaje, pues afecta de manera sustantiva la economía de Cozumel, isla que se abastece desde tierra firme. Las medidas que se toman desde un escritorio en la Ciudad de México, sin antes tamizarlas con las autoridades del lugar, por lo general son desastrosas.
Hoy por hoy, acaso por la inexperiencia de muchos de los integrantes del gabinete del ejecutivo –sería terrible la otra posibilidad-, el gobierno federal está dando un giro hacia un centralismo que se creía superado y que significó para el país no sólo inestabilidad política, sino también letargo económico. El centralismo, de entrada, no sólo va contra los principios de representatividad democrática, sino atenta contra el sentido común.
Así pues, dejando de lado por hoy el tema del peligroso centralismo, por su propia conveniencia es aconsejable que entre los poderes prive la cortesía. Hace unos días, en Cozumel, el gobernador Carlos Joaquín dijo que buscaría mayor comunicación entre los gobiernos… lo que no dijo, por cortesía, es que sin el aval local la operación de empresas como Ultramar, sería harto difícil… La fineza allana los caminos.
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