A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pretendiendo atenuar el discurso de la recesión económica que ronda en México, terminó por hundir más el perdido primer año de la Cuarta Transformación Republicana, pues dijo que esa incertidumbre se debe a retrasos en la ejecución de presupuesto, baja inversión público privada y la tardanza en la ratificación del T-MEC con Estados Unidos y Canadá, habría que decirle al organismo el dicho aquel de “no me ayudes compadre.”
Y ya encarrerado el ratón, como reza también el dicho, la CEPAL confirmó el pronóstico de crecimiento del país en 0.2 por ciento –diez veces menos que lo prometido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, porque eso sí lo prometió ¿o tiene otros datos?-; pero dijo que “nosotros no creemos que México esté en recesión, ya dijimos, nuestra proyección es de 0.2, con este entorno incierto, relacionado con la inversión…”, ahí nomás, echando una manita.
Además, aunque para nadie es un secreto –y tampoco puede atribuirse el hecho al gobierno federal actual, la secretaria ejecutiva de la CEPA; Alicia Bárcena, nos recordó que en este país el 52.1 por ciento de la población vive en pobreza y pobreza extrema, problemática que, desde su perspectiva, se aminorará con factores como el incremento al salario mínimo, durante la presentación del informe anual Panorama Social de América Latina. Sólo una acotación, mientras la proyección para el siguiente año es que el salario sea de 135 pesos diarios (unos 213 dólares mensuales), desde 2018 organismos como el IMCO determinaron que debiera ser de por lo menos 350 pesos; más del doble. Podrá entonces imaginarse el lector el ritmo de abatimiento de la pobreza que tendrá el país, aun con la “ayudita” discursiva de la CEPAL.
Ahora bien, por qué tendrían que resultar enfadosas y hasta sarcásticas las ideas vertidas por el organismo internacional, pues simplemente porque los programas asistencialistas –los más favorecidos en el presupuesto 2020- resultan insostenibles en una economía cuyo crecimiento económico prácticamente es nulo; porque el acuerdo nacional de infraestructura del sector privado presentado esta semana establece inversiones aun inciertas y porque la inversión pública tiene una clara contracción para el siguiente ejercicio fiscal; pero eso sí, los diputados responsables de aprobar el presupuesto de egresos de la federación, aprovecharon para autorizarse un incremento del 50 por ciento en el aguinaldo que percibirán a partir del próximo año; equivalente a 70 mil 252 pesos por cada uno; es decir, tan sólo ese incremento equivale a 17 meses de salario mínimo ¿pues no que primero los pobres?
Con todo lo anterior ¿ayuda verdaderamente lo dicho por la CEPAL? ¿Mejora la perspectiva económica? ¿Renueva las expectativas ciudadanas? Es evidente que no es lo buscado por el documento presentado ni es el rol del organismo, como tampoco mejorar la imagen del gobierno, pero si lo hecho por el organismo es la medición efectiva para efectos comparativos, lo mínimo es que la presentación tampoco “endulce los oídos” del tlatoani en turno.
COMENTARIO MORBOSO
El titular del Fondo Nacional de Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, presentó este jueves la consulta ciudadana e indígena para decidir si se lleva a cabo el proyecto del Tren Maya. La auscultación a los quintanarroenses será el próximo 15 de diciembre y estará organizada por la Secretaría de Gobernación; por lo que, a partir de hoy, se abre un proceso de información que estará a cargo del gobierno estatal y los ayuntamientos; sólo que no se dijo ni en dónde ni cómo se realizará esa tarea de difusión.
Por cierto, tampoco se explicó el número de casillas, ubicación, el número de boletas a utilizarse; pero eso sí, se aseguró que esta consulta se hará con los estándares más altos a nivel internacional, anunciando además que en la consulta habrá presencia de observadores de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Sólo se les olvidó un pequeño detalle, que la presencia del organismo internacional es obligado, pues por los acuerdos firmados por México, existe la obligatoriedad de preguntar a los pueblos originarios sobre los proyectos de gran envergadura que pasan por sus comunidades.
Ahora faltará sólo esperar que la consulta sea legítima a partir del nivel de participación, pues en caso contrario, equivaldrá a la autorización pedida a la “madre tierra” para poder realizarlo, o a las consultas a “mano alzada” que el presidente Andrés Manuel López Obrador hace en cada evento; pues de todas formas realizará las obras que desee; “me canso, ganso”, suele decir, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra.
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