A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
El inicio del año supone también el comienzo, en la real politik, de la competencia por la gubernatura quintanarroense, aun cuando falte la “aduana” de 2021 en que se renovarán las once alcaldías estatales y, en este escenario, hay una realidad que no gustará para nada en la región sur de la entidad, pero es necesario poner en perspectiva desde ahora para que nadie se diga sorprendido: el sur incidirá, sin duda, en los resultados, pero no pondrá gobernador, como ha ocurrido ya desde hace cuatro administraciones; aún más, todo apunta a que Quintana Roo tendrá la primera gubernatura cancunense.
El inicio del 2020 debe suponer, tanto en los actores políticos como los ciudadanos, el arranque formal de la competencia, con la afinación de los equipos y la selección de aliados, en eso están más que avanzados los que por Morena pretenden alcanzar el “banderín”, no así del lado de la administración estatal, en donde el exceso de prudencia y, acaso, respeto a la figura del gobernador del estado, Carlos Joaquín González, ha mantenido silenciosos a los que verdaderamente tendrían alguna posibilidad de competencia. Ciertamente, hay entre los legisladores panistas-perredistas quien ha reconocido cierto interés en la contienda, sin la menor posibilidad de triunfo.
Apenas en diciembre pasado, el gobernador del estado dio por inaugurada la competencia, cuando llamó al PAN a mantener el poder y a su dirigencia a “gastar las suelas”, caminar casa por casa; por Morena, Luis Alegre Salazar, Marybel Villegas Canché y Mara Lezama Espinosa son los más adelantados –aunque no los únicos-, del Partido Verde Ecologista (PVE), Laura Fernández Piña aparece como candidata natural. A diferencia de sus probables contrincantes, la alcaldesa sí tiene una gestión que presumir, ha hecho de Puerto Morelos el municipio más exitoso de los once que tiene Quintana Roo, en el plano nacional preside la Conamm, que agrupa a dos mil 400 municipios del país y ha sentado precedentes en protocolos de administración pública como los de atención al sargazo. Luis Alegre Salazar tiene probablemente la estructura más completa, de norte a sur estatal y Marybel Villegas Canché el voto más duro y mayoritario en la historia de las elecciones locales. Ese es el panorama.
El poder desgasta y, pareciera, que Mara Lezama tiene el panorama más complicado, pues aun cuando sus seguidores aseguran que cuenta con la simpatía del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, la inseguridad, la falta de solución a temas como la calidad de los servicios públicos y yerros en el gobierno que le supondrían incluso procesos legales –como la autorización “a medias” de corridas de toros-, le obligarán a reforzar acciones y revalorar aliados si pretende mantenerse en la aun larga carrera por el 2022.
Con todo lo anterior como contexto, es de destacar que no existe ningún aspirante, ninguno, del sur de Quintana Roo con posibilidades reales de ganar, aunque contender pudiera. Esta región estatal le ha recriminado a varias administraciones, incluyendo la actual, haber sido fiel de la balanza en sus triunfos, pero lo cierto es que no cuenta con un abanderado –en cualquier partido- que pueda insertarse en la competencia, el camino aún es largo para las elecciones del 05 de junio de 2022, pero muy corto para hacer crecer a alguien; y por cantidad, lo más seguro es que Cancún tendrá su primera gubernatura.
Por último, en la competencia de Morena por la candidatura hay dos aduanas por pasar: La renovación de la dirigencia nacional, pues dependiendo del grupo favorecido habrá impacto en favor o en contra en lo local; y las elecciones de 2021, pues dependiendo de los candidatos que cada aspirante alcance y sus triunfos, los colocará en la antesala de alcanzar la siguiente administración; suponiendo, claro está, que la decepción de la Cuarta Transformación Republicana no llegue muy pronto.
COMENTARIO MORBOSO
A propósito de plazos, grupos políticos y preparación para la competencia, Morena controla el Poder Legislativo local, fue el primer partido en presidir la también primera Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso quintanarroense, pero para que concluya su periodo le quedan tan sólo nueve meses, en los cuales deberá sentar las bases de lo que se avizora como la Cuarta Transformación republicana en el estado. Nueve meses en los que deberá demostrar, en suma, que el poder lo ejercen en favor de quienes dicen representar.
Reyna Durán Ovando, la cabeza de Morena en el Congreso, ha abierto la posibilidad de modificar a los integrantes de la estructura administrativa, pero lo fundamental es el legado legislativo que pretende dejarse, pues luego de su periodo llegará –a finales de septiembre próximo-, a la presidencia un legislador del Partido Verde Ecologista (PVE) y para 2021 uno del Partido Acción Nacional (PAN), cada uno con las mismas posibilidades de modificar a los funcionarios en cuestión, ¿pero cuál es resultado tangible de resultados hasta ahora?
Por cierto, hay un tema que quedó sin análisis público en la rebatinga por la cabeza de la Jugocopo a finales de diciembre de 2019, y es que para entonces debió presentarse la agenda de la XVI Legislatura y, hasta ahora, no se conoce siquiera lo que cada fracción y legislador pretende alcanzar. Se han discutido temas y presentado iniciativas diversas, pero no existe un documento conjunto que sirva de guía y hasta para conocimiento ciudadano, sobre lo que harán los actuales diputados. Ya se les pasó el tiempo, ojalá no se les vaya también la legislatura en resolver disputas internas; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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