El Minotauro /
Por Nicolás Duran de la Sierra /
Ya iniciado el camino de la segunda fase de la epidemia en el país y en el Estado, cuando comienzan a darse los primeros casos de infección comunitaria, aunque aún con cifras bajas frente a otras entidades, nos conviene recordar nuestras fortalezas para encarar los tiempos difíciles que se avecinan y todas ellas tienen como base la templanza y la solidaridad.
Tanto el presidente López Obrador como el gobernador Carlos Joaquín González han mostrado la primera de las cualidades: la templanza, la mesura necesaria para encarar la crisis sin ceder a presiones mediáticas o políticas que, por ejemplo, llevaron a yerros a Donald Trump o al gobernador de Jalisco, quienes han tenido que desdecirse y corregir la ruta, dicho estos con fineza.
La mesura propició que en México y en Quintana Roo se adelantaran los pasos de contención antes de la llegada formal del Covid 19 y con ello se redujeran sus terribles secuelas económicas. Si no se ataja la pobreza generada por la epidemia, la pérdida de vidas podrían ser hasta mayor que las que pudiera dejar la epidemia. Prever el futuro es crucial, y en ello están ambos.
En el Estado se adelantaron, en la etapa uno, usos de la etapa dos, como el ‘distanciamiento social’ y ello llevó a la ubicación oportuna de los “casos importado” y a que se detectaran focos locales. Claro que habrá un repunte de afectados, pero será mucho menor pues se tomaron previsiones, lo que no ocurrió en España e Italia, donde por temprana, la crisis los tomo por sorpresa.
En cuanto a la solidaridad, el manejo sereno de la crisis permitirá a los dos gobiernos, como ya ha ocurrido, adelantar acciones de la tercera fase, es decir, la de la reactivación económica. De entrada, el estado apoyará con alimentos, aunque se habla ya de asistencia por otras vías, en tanto que la federación con un millonario respaldo, lo hará mediante el sistema financiero.
En su reciente mensaje, el gobernador resaltó el valor de la solidaridad y llamó a los empresarios a conservar con sueldo los empleos, pues ello abonará a una más fácil reactivación de la actividad turística. Conservar la tranquilidad social es compromiso de todos, pues nadie es inmune no ya al coronavirus, sino a sus secuelas. La pobreza nos ensucia a todos.
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