A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
Entretenidos todos en el “malabarismo discursivo” del presidente Andrés Manuel López Obrador, tal vez nadie lo notó, pero este miércoles hizo el anuncio más grave en todo lo que va de su gobierno: la administración federal ha pospuesto todas las actividades programadas para 2020, a excepción –of course- de sus programas sociales y sus proyectos emblemáticos.
Amenazó con un golpe de derecha y dio un gancho con la zurda; pues todos destacaron el recorte a sueldos de la alta burocracia, derivado del necesario ajuste por la pandemia del covid-19, la cancelación de 10 subsecretarías y la no ejecución del 75 por ciento del presupuesto para servicios generales, materiales y suministros; inyectará 622 mil millones de pesos para proteger, dijo, al 70 por ciento de la población…y hasta ahí todos aplaudiendo; pero resulta que también anunció que se “posponen” todos los gastos del gobierno federal, aplicable esto al Poder Ejecutivo, Organismos Descentralizados, Órganos Desconcentrados, Empresas de Participación Estatal Mayoritaria y Fideicomisos Públicos; es decir, todas las acciones de gobierno están pospuestas…y lo mejor viene aquí: el decreto tiene vigencia hasta el 31 de diciembre de 2020. Entonces esa “posposición” equivale a una cancelación. Todo el año perdido.
¿Que todo se debe a la pandemia? Es posible, sin duda, pero con el anuncio al estilo “bajita la mano”, no se explica el brutal impacto en toda la vida nacional, porque a excepción de secretarías como la del Bienestar o de Comunicaciones y Transportes; Seguridad Pública o de Salud; todas, absolutamente todas las demás no llevarán a cabo las tareas que tenían proyectadas para el presente año fiscal. ¿y entonces qué ocurrirá con su presupuesto? Eso nos preguntamos todos los interesados en la cosa pública. ¿Acaso serán destinados los recursos para la pandemia? Que quede claro, sólo los proyectos del presidente y el asistencialismo quedan vigentes.
Olvídese entonces de los proyectos de infraestructura, de apoyo al campo, de fomento económico, de empleo temporal, de promoción turística –que, de por sí, había pocos-; y a propósito de turismo, ¿entonces se cancelará también la estrategia digital para la recuperación de la actividad para cuando pase la pandemia? Habrá que conocer el anuncio del titular del ramo, Miguel Torruco Marqués; pero lo cierto es que, el anuncio presidencial es el preludio del reconocimiento que el 2020 es ya un año en el que no sólo no habrá crecimiento económico (por el contrario, el decrecimiento se estima en más del 8 por ciento), sino que no habrá inversión alguna por parte del gobierno en ninguna de las áreas posibles, más allá de las becas y apoyos a adultos mayores y obras como la rehabilitación y construcción de refinerías, el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya.
Sí, el gobierno federal ya anunció el programa de créditos a pequeñas y medianas empresas y la creación de dos millones de empleos en los próximos 8 meses; pero si consideramos el anuncio que hizo este miércoles la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), de que en el país se pierden diariamente 20 mil empleos y que eso significa que abril cerrará con 600 mil trabajadores menos en el sector formal, según expresó el economista en jefe del organismo, José Luis de la Cruz; muy poco será lo logrado con un gobierno que, además desde ahora, está frenado y a diciembre llegaría con un déficit de 46 millones de empleos, porque a este ritmo se perderán 48 millones.
COMENTARIO MORBOSO
No habrá uniformes escolares en 2020, de acuerdo al creciente rumor que se han negado a confirmar autoridades locales, pero que con lo anunciado por el presidente André Manuel López Obrador y los tiempos ya transcurridos, se evidencia que, más allá de “posponer” la licitación para la elaboración de uniformes y compra de útiles, en el presente año los más de 200 millones de pesos programados simplemente no llegarán de la federación.
De manera cauta –tibia más bien-, la Secretaría de Educación (SEQ) informó, vía su área de Comunicación Social, que, hasta ahora, se tiene conocimiento de que la licitación en cuestión se ha pospuesto, sin confirmar la cancelación definitiva que, sin embargo, mantiene en vilo a todo el sector textilero de Quintana Roo y a la Asociación Estatal de Padres de Familia los ha puesto en alerta y han declarado ya que, dada la afectación de la pandemia, los padres de familia difícilmente podrán sufragar el costo de uniformes, ante lo cual solicitan que, aun con el retraso necesario, las prendas se elaboren y lleguen a los educandos.
Los textileros, por su parte, ya lanzaron la alerta de que cinco mil empleos, entre directos e indirectos, podrían perderse si no se invierte la suma señalada (y eso sólo en Quintana Roo), lo que agravará más aun la situación de los empresarios que, por la pandemia, han tenido que frenar ya sus actividades. Ese es tan sólo un ejemplo del impacto que tendrá el anuncio del freno a las actividades del gobierno federal que hiciera el miércoles el presidente; pero aun así se insiste en decir que “vamos muy bien”; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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