A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
Para noviembre de 2016, Quintana Roo era una de las entidades más endeudadas a nivel nacional, apenas estaba en ciernes la recuperación del “tiradero” dejado por Roberto Borge Angulo; aun así, en Tulum, logró a imponer a Romualda Dzul Caamal como alcaldesa, quien a menos de dos meses de haber asumido el cargo, endeudó al municipio con 23 millones de pesos, con el argumento de que era “temporada baja” de turismo y había que garantizar la prestación de servicios públicos. Este lunes, su hermano, Marciano Dzul Caamal y también ex alcalde, reprobó que la actual administración, la de Víctor Mass Tah, solicite un crédito para paliar el estancamiento económico derivado de la pandemia que sigue afectando y que no da muestras de permitir la recuperación económica. Esa sí que es “grilla” estéril.
Marciano fue presidente municipal de 2009 a 2011 (de hecho, el primero al crearse el municipio), su hermana, Romualda, lo fue de 2016 a 2018; pero antes de que Tulum fuera ayuntamiento y perteneciera a Solidaridad, el también médico de profesión fue regidor, en la administración del ahora gobernador, Carlos Joaquín González, de hecho, de allí saltó a ser el alcalde del naciente municipio. En 2018, al concluir su hermana su periodo y no buscar la reelección, Marciano contraataca y busca de nuevo la presidencia, perdiendo por primera vez –¿nota el lector el evidente tufo a cacicazgo?- El escribiente también.
Eso es tan sólo el contexto, ahora los hechos. En noviembre de 2018, en la tercera sesión extraordinaria de Cabildo en la administración de Romualda Dzul Caamal, la alcaldesa solicitó un endeudamiento por 23 millones de pesos, aduciendo que no le habían dejado recursos en las cuentas del ayuntamiento, que no existía recaudación de recursos y que había que garantizar los servicios públicos y prepararse ante alguna contingencia –¿en noviembre, a punto de terminar la temporada de huracanes? Vaya “argumento-; pero como al cacique no hay quien se le resista, pues Marciano en realidad fue siempre “la mano que meció la cuna”, el adeudo se aprobó.
Sin embargo, en la solicitud que presentó la administración de Víctor Mass, el lunes 27 de abril, por un monto de 43 millones 349 mil pesos, se observó a un regidor Marciano Dzul Caamal muy “echado para adelante”, cuestionando si los recursos se van a repartir entre la ciudadanía o los amigos –literal, de ese nivel- y señalando que hay ya un presupuesto aprobado para el municipio y que, este además, tiene recaudación propia. Está de más decir que, con la pandemia del Covid-19, la ocupación hotelera ha llegado prácticamente a cero y con ello los ingresos propios del ayuntamiento se han detenido; que el gobierno federal asegura haber entregado los recursos a las entidades, pero eso es sólo discurso; pero además, que la contingencia que se vive, ha obligado no sólo al ayuntamiento, sino a las entidades federativas de este país a solicitar recursos extraordinarios que, por cierto, hasta ahora no llegan.
¿Que seguramente los demás municipios de la entidad harán lo propio? No necesariamente, si el gobierno federal entrega los recursos que las entidades han solicitado; pero ¿el lector cree que eso va a ocurrir? Pero entonces, ¿qué es lo que está de fondo? Bueno si parafraseamos al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, pues la lucha política de los adversarios, de los “conservadores” que buscan hacerse de nuevo del poder, de mantener el cacicazgo.
“Quieren que nuestro gobierno fracase, pero no se les va a hacer” dice constantemente López Obrador; si de nuevo lo parafraseamos, pues ese es el objetivo de fondo. Pero el escribiente no especula, en cinco meses inicia el proceso electoral federal para renovar la Cámara de Diputados federal y en siete meses iniciará el proceso electoral para la reelección o renovación de las alcaldías, y Marciano Dzul Caamal ya está en campaña, tanto para destruir la actual administración, como para impulsarse rumbo de la presidencia a la que le tiene “tanto cariño.”
Por cierto, justo es decir que, en lo que sí coincide el escribiente, es en que el préstamos solicitado debe transparentarse a totalidad, que se explique a detalle el destino de los recursos públicos y que quede prueba fehaciente del destino de los 43 millones que se entregarán a la administración de Víctor Mass Tah; no sólo porque es su obligación y los ciudadanos quintanarroenses lo exigimos; sino porque nunca se supo claramente el destino de los 23 millones que Romualda, su hermana, obtuvo en su momento; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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