A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
El Covid-19 llegó y no se irá, aprenderemos a vivir con él; nos haremos resilientes. La vida volverá gradualmente a su normalidad a partir de junio y es tiempo entonces de comenzar a hacer recuento de daños para preparar la llegada de la nueva normalidad; habrá no sólo pérdida de vidas, sino que, las que quedan, estarán profundamente transformadas y, si el discurso, acciones y proyecciones de los gobiernos no cambia, la alternancia será el resultado mayoritario de las elecciones del 2021 en México.
“Mal de muchos, consuelo de…conejos”, reza el dicho popular, por eso es que el discurso que asegure que nos pudo ir peor de ninguna manera reconfortará a todo aquel que el desempleo y falta de lo indispensable lo sorprenda en la nueva normalidad. ¿Cuál gobierno podrá presumir que hizo bien la tarea en la pandemia? ¿habrá un partido mayoritariamente ganador en 2021? Todo indica que, por contradictorio que se lea, “la alternancia será la constante”; allá donde gobierna el tricolor, el albiazul o los solaztequistas, ganará Morena; allá donde Morena está en el poder, regresarán algunos de los partidos “del pasado”; y en la Cámara de Diputados federal probablemente se mantenga la mayoría en favor del presidente, pero tan acotada, que ya desde ahora se perfilan negociaciones con una mayor cantidad de partidos a nivel de las entidades. Ceder algunas gubernaturas de las 15 en juego para el próximo año.
800 mil empleos perdidos –el 10 por ciento en Quintana Roo-, con la promesa de crear dos millones de espacios laborales que no se ven por ninguna parte. Mientras becas reciban los jóvenes que “construyen el futuro” o los adultos mayores, la clientela electoral parece asegurada; pero y si sigue cayendo la recaudación y no hay acuerdo con 21 entidades federativas que están en desacuerdo con el pacto de coordinación fiscal, ¿cuánto tiempo podrán mantenerse esos pagos? Y por cierto, dado que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que si alguna empresa quiebra sus dueños deben asumir la pérdida, ¿quién dará trabajo a sus empleados? ¿Quién será el culpable final de tanto desempleo, el presidente, los gobernadores, ambos?
La economía se desplomará –tanto que el presidente plantea ahora medirla en torno al “bienestar y la felicidad”-, en consecuencia el empleo, la apuesta por la felicidad para medir el crecimiento parece arriesgada; pero independientemente de ello, a sabiendas que la vida sigue y que la normalidad ya viene, pues conviene recordar que estamos a 3 meses y medio del inicio de un nuevo proceso y, para el caso de Quintana Roo, en enero inicia la carrera por las once alcaldías y las 25 diputaciones locales. El ciudadano suele acusar a la autoridad más cercana de todos sus males, de nuevo entonces la posibilidad de las respectivas alternancias y por ello los gobiernos deberán emplearse a fondo; cambiar discurso, revalorar aliados, a menos que la pérdida en las urnas no les interese.
El sector primario con bajas cosechas y faltas de apoyos al campo; el secundario y terciario con cierre de una enorme cantidad de empresas, sin estímulos fiscales y con exigencia de medidas sanitarias que serán ahora la normalidad; así llega la etapa de reactivación. El turismo logrará niveles óptimos en tres años -¿llegará Sectur a Chetumal?- , culminará entonces el gobierno de Carlos Joaquín González (en 2022) y el de Andrés Manuel López Obrador (2024) y apenas estaremos en los niveles antes del Covid-19. Con la pandemia nos regresamos económica y socialmente entre cinco y diez años. ¿Quién lo pagará en las elecciones?
Sí, por supuesto que hay que continuar las medidas de salud; la recuperación económica es fundamental, pero a los actores políticos, antes que cualquier cosa, les interesa mantener el poder –eso los diferencia de los estadistas, que antes de la elección, piensan en la siguiente generación, diría Bismarck-; y como “en tiempos de paz, se prepara la guerra”, habrá que ver quién está mejor preparado para la que viene, porque la terrible segunda mitad de la administración “lopezobradorista”, ni el mismo mandatario la hubiera imaginado tan terrible.
COMENTARIO MORBOSO
Y a propósito de recuentos y evaluaciones, ¿cuál será el resultado del balance que el gobernador Carlos Joaquín González haga de su gabinete al final de la emergencia? La más reciente evaluación de Massive Caller le da al mandatario casi un 58 por ciento de aprobación en el manejo de la pandemia en lo local, pero ¿el gabinete estuvo a la altura? En dos años de anunciar cambios, el mandatario no hizo ajuste alguno a su equipo de colaboradores, más allá de los que la coyuntura impuso, ¿lo hará ahora?
Un indicador simple, la semana anterior, el gobierno de la Ciudad de México difundió que sus funcionarios donaron unos 60 millones de pesos para atender la emergencia, ¿cuánto donaron los funcionarios en Quintana Roo? Las secretarias de Salud y Turismo fueron designadas para emitir la información oficial; más allá de los elogios del subsecretario Hugo López Gatell ¿las funcionarias estatales cumplieron realmente la tarea? ¿En desarrollo económico se tiene un plan? ¿En el campo se harán esfuerzos específicos? ¿En desarrollo social, algo se prepara para abatir la pobreza en algo más que el dos por ciento que se logró hasta antes de la pandemia? ¿Y en seguridad pública, cómo vamos?
La evaluación definitiva la tendrá sin duda el gobernador Carlos Joaquín González, pero de que su percepción se corresponda con la de los ciudadanos que gobierna, depende en mucho el recuerdo que dejará su administración a los quintanarroenses; habrá que conocer qué tan importante es eso para el grupo gobernante, en los dos sexenios anteriores ha sido la menor de las preocupaciones. Pero también hay que decirlo, de esa correspondencia dependen mucho –aunque no enteramente- los resultados en las urnas en 2021 y 2022; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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