A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
La violencia y el clima de inseguridad es la verdadera epidemia nacional, la atención pública ha disminuido hacia los actos criminales, pero el regreso a la “nueva normalidad” nos recordará que los asesinatos en este país son 200 por ciento superiores a las víctimas del Covid-19 en México…y para eso no hay estrategia eficiente ni “vacuna” posible hasta ahora; y por supuesto no hay “aplastamiento de curvas.”
Todos los medios nacionales han destacado que, aun en la pandemia, en México la actuación de la criminalidad no ha disminuido; en el país, el 2019 fue considerado el año más violento, con 35 mil 588 asesinatos, mil 006 de ellos feminicidios y el resto ejecuciones violentas; se asesinaron en promedio a 98 personas por día.
Sí, el Covid-19 ha matado hasta 350 en un día, pero si hiciéramos una proyección con la incidencia actual –sin “aplastamiento” de curva- tendríamos para finales de 2020 unos doce mil muertos por el coronavirus, es decir, que los grupos criminales matan el 200 por ciento más de personas. En eso no se equivoca el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero tampoco ha ofrecido solución efectiva alguna, como no lo ha sido la creación de la Guardia Nacional, o decretar que el ejército haga labores de seguridad pública, o los “abrazos” en lugar de “balazos”, y mucho menos ir a comer carnes asadas a la sierra de Sinaloa con la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, o haber dejado en libertad a su hijo Ovidio.
Si, la pandemia le vino al presidente “como anillo al dedo”, parafraseándolo, pero no por las razones que adujo, sino porque dio un “descanso” a los señalamientos públicos por la fallida estrategia de seguridad, pero en el regreso a la normalidad se volverá a poner en la agenda pública la urgente necesidad de soluciones; antes del Covid-19 ya se cuestionaban los resultados a nivel nacional; en Quintana Roo, esta semana se cumplió un año de haber sido instrumentado en los primeros municipios el llamado mando único y hasta ahora resultados positivos –más allá de una interpretación estadística- no ha habido.
En 2019, en el Estado hubo más de 700 homicidios; si tomamos en cuenta que, hasta este domingo 17 de mayo de 2020, por Covid-19 han muerto 245 personas y en una proyección simple con la incidencia actual (que se supone no se mantendrá), las muertes por este virus serían al final del año 588. También a nivel estatal “ganan” los criminales al coronavirus.
¿Qué no espera pues de la pandemia y qué debemos demandar los ciudadanos? Primeramente resultados, lo de siempre; en el caso de Quintana Roo, por lo menos, que se aclare la situación jurídica del titular de Seguridad, Alberto Capella Ibarra, que en la semana fue citado por la Fiscalía General de la República (FGR) para declarar sobre acusaciones de haber instrumentado una red de espionaje y extorsión con miembros de la propia corporación.
La pandemia en lo local también dio “vacaciones mediáticas al secretario Capella, tanto, que se permitió hasta usar la orquesta de policías para hacer videos musicales para dedicarlos a allegados suyos; pero la criminalidad ahí sigue, agazapada y operando; sólo que los ciudadanos hemos estado distraídos; tanto, que poca atención se ha dado a los fundamentos para, por ejemplo mantener al ejército en las calles.
El decreto presidencial del 11 de mayo dice que la Guardia Nacional requerirá de cinco años para consolidarse como corporación, es decir, en todo el gobierno de López Obrador no la veremos actuar como debiera; ¿y si al siguiente presidente se le ocurre desaparecerla? Y en lo local, ¿cuánto tiempo más deberemos esperar los quintanarroenses por resultados? ¿Regresar a la normalidad implica tener los mismos fallidos resultados? No pues, como reza el dicho popular: “Estábanos menos pior, cuando estábanos más mejor.”
COMENTARIO MORBOSO
Y a propósito de decretos desafortunados; el que solicitó la secretaria de Energía, Rocío Nahle García para frenar la inversión en energías limpias en México y que ha ocasionado la renuncia a la titularidad de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer), de César Hernández y desatado un conflicto diplomático con la Unión Europea y Canadá, también pudiera tener impacto profundo en la Península de Yucatán, pues la región ha padecido desde el inicio de la presente gestión presidencial de “apagones” por insuficiencia de suministro eléctrico, y desde finales de 2018 el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que construirían plantas de energía para proveer tanto a esta región como a la Península de Baja California, pero hasta ahora nada ha ocurrido…y pudiera no ocurrir.
Se explica el escribiente, el presidente dijo que las plantas a construirse serían con energías limpias, específicamente de gas natural, pero desde mayo de 2019 se frenaron las inversiones que proveerían del gas a la región sureste del país proveniente de Texas, por 801 millones de pesos. Luego de la cancelación, se anunció que se construiría una interconexión del gasoducto que hay en Chiapas por 600 millones de pesos, pero hasta ahora no ha habido –o no se ha anunciado- avance alguno. Ante ello, la alternativa que se analizaba era la posibilidad de generar energía eólica; aunque ahora ya no fructificará, no en la Cuarta Transformación Republicana y, además, es probable que los apagones regresen pronto; “vamos como el cangrejo”, dirían los costeños; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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