A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
En momentos en que a las entidades federativas les han anunciado un recorte más en participaciones federales y a menos de dos semanas para que inicie el retorno gradual a la “nueva normalidad”, una decena de gobiernos estatales se apresta ya a solicitar a la administración de Andrés Manuel López Obrador que les sean regresados los recursos extraordinarios que utilizaron para contener la pandemia de Covid-19 en México…aunque la respuesta que esperan es de todos conocida: No hay.
El gobierno de Quintana Roo ha erogado, según ha dicho en diferentes momentos el mandatario, Carlos Joaquín González, unos 600 millones de pesos en reconversión de hospitales y, con los apoyos alimentarios y otros tantos, la cifra superaría los mil 100 millones; por ello ha aseverado que buscará que el gobierno federal regrese parte de lo invertido; pero cifras y acciones muy parecidas han reportado otras entidades que en días anteriores se reunieron en la llamada Mesa de Reactivación Económica, en la que participan Jalisco, Nuevo León, Michoacán, Coahuila, Colima, Durango y Tamaulipas. Sus mandatarios han establecido un plan de cuatro fases que contempla equilibrar la lucha contra la pandemia y la recuperación económica; recuperación de micro, pequeñas y medianas empresas; atención integral a grupos vulnerables y viabilidad y estabilidad financiera de los estados.
En el último punto, los gobernadores parten de la premisa ya dicha por lo menos por la mitad de las 32 entidades federativas, en el sentido de que el pacto fiscal es obsoleto y centralista; los mandatarios han señalado que recurrirán a créditos ante los recortes y no asignación de recursos extraordinarios, pero además de que es necesario cambiar la fórmula para asignarles participaciones, no sólo consumirse –ante la falta de recaudación- el Fondo de Estabilización Presupuestal, pues aunque en 2020 se salven los presupuestos, para 2021 no habrá reservas que utilizar.
Y en esta coyuntura, el gobierno federal mantiene su promesa de “no endeudar al país”, ahorcando a las entidades para que sean ellos los que lo hagan y utilizar a la vez ese argumento de manera electoral, pues no se olvide que México está en la víspera del proceso comicial más grande de toda su historia moderna, en que renovará más de mil 900 alcaldías, 15 gubernaturas, 500 diputaciones federales y la mitad de los congresos estatales del país. Y por su parte, los gobernadores evidencian también que el incumplimiento federal los ha llevado a la impostergable situación de solicitar empréstitos, pues el riesgo de no hacerlo es el estancamiento.
Ni a los ciudadanos, ni a los gobiernos, conviene una burocracia que sólo acuda a las oficinas a cobrar sueldo, sin que su operación implique mejoría social; ante ello es innegable que las entidades volverán al esquema de solicitar créditos, incluso Quintana Roo ya analiza hacerlo –lo ha dicho el mismo mandatario estatal-, la diferencia con las administraciones del pasado deberá ser el destino de los recursos, por ello también la vigilancia ciudadana será fundamental y la profesionalización de los órganos fiscalizadores y de transparencia; porque esos siguen en la misma opacidad del pasado.
Por cierto, que ese escenario se repite también a nivel municipal y –seguramente- ocurrirá tarde o temprano a nivel federal; pero además los gobiernos estatales amenazan ya con no enterar los recursos que recauden, a riesgo de violar el pacto fiscal, mientras los recursos sean retenidos y administrados como si de un feudo se tratara el país; ante la cercanía pues de la “nueva normalidad”, es tiempo de hacer las cuentas.
COMENTARIO MORBOSO
Un claro ejemplo de la atención en materia de salud, pero abandono en materia económica por parte del gobierno federal, lo dio a finales del mes pasado el presidente municipal de Tulum, Víctor Mass Tah, quien hizo un amplio reconocimiento a la administración de Andrés Manuel López Obrador, por equipar el hospital de ese municipio para la atención de enfermos de Covid-19, pero recalcó también que desde la federación se aplicó un considerable recorte a las participaciones federales, lo que llevó al ayuntamiento a aprobar la solicitud de crédito por 43 millones de pesos.
Y es que “no es lo mismo, que lo mesmo”; administraciones anteriores, tanto estatales como municipales, endeudaron a sus demarcaciones y los resultados basta verlos en las calles, por ello es que, tanto la administración de Carlos Joaquín González, como de los municipios, se comprometieron a no solicitar más empréstitos, ¿pero cómo se mantiene el compromiso si no se entregan los recursos presupuestados, si las participaciones se recortan y no se modifica el pacto fiscal? Si los recursos llegan a Palacio Nacional, es fácil asegurar que las promesas de campaña se mantienen, pero el fuego llegará a los aparejos, y entonces el discurso será diferente, sirva el mensaje para los reprobadores a ultranza, porque las justificaciones también llegarán a priori.
Los municipios que por lo bajito reprobaron el crédito solicitado por Tulum, lo están ahora tomando como base para hacer su propia solicitud, desde Benito Juárez hasta Othón P. Blanco –aun con el “desgobierno” en este último-, lástima que no todos tienen la solvencia recaudatoria del noveno municipio quintanarroense, aun con todos los pendientes que le quedan por cumplir; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
Sé el primer en dejar tu comentario de esta noticia