El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha anunciado un gran despliegue diplomático para contrarrestar las críticas de los sectores más recalcitrantes del Partido Republicano a su política de seguridad. México está listo para movilizar a más de medio centenar de cónsules en Estados Unidos, la mayor red consular del mundo, para desmentir los cuestionamientos y convertirse en una piedra en el zapato para la estrategia electoral de los grupos más conservadores del otro lado de la frontera, que han enarbolado un discurso antimexicano para sacar tajada política. “No vamos a permitir que atropellen a México”, afirmó este lunes Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores y el encargado de coordinar la respuesta del Gobierno mexicano desde Washington.
Ebrard refrendó que las relaciones entre el Gobierno de López Obrador y la Administración de Joe Biden gozan de buena salud, y que México es el “principal aliado” de Estados Unidos en el combate contra el tráfico de fentanilo. En 2021, la crisis de los opiáceos se convirtió en una epidemia de salud pública, que se ha cobrado la vida de más de 107.000 estadounidenses, según datos oficiales. El titular de Exteriores sostuvo que la huella de las drogas sintéticas también ha implicado altos costos del otro lado de la frontera y la muerte de soldados y policías mexicanos en la guerra contra los carteles. “Con este costo de vidas humanas, ¿cómo es que estos señores se atreven a cuestionar nuestro compromiso o, peor aún, a pedir una intervención en nuestro país?”, cuestionó en un comunicado. El canciller anunció que los Gabinetes de Seguridad en ambos países se reunirán en abril próximo.
El viaje de Ebrard, que tuvo que adelantar su regreso de una gira de trabajo por Asia la semana pasada, se produjo en medio de un clima de tensiones entre el Gobierno de López Obrador y liderazgos del ala dura del Partido Republicano, que impulsan que los carteles mexicanos sean clasificados como grupos terroristas para justificar acciones militares de Estados Unidos en territorio mexicano. “México es muchísimo más seguro que Estados Unidos”, aseguró el presidente mexicano en su conferencia de prensa de este lunes.
Apenas la semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que si los congresistas republicanos más radicales no cambian su actitud hacia México su gobierno promoverá, entre la comunidad de mexicanos que viven en Estados Unidos, que no se vote por el Partido Republicano. De acuerdo con el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, órgano que depende de la Cancillería, hay casi 12 millones de mexicanos que pueden votar en territorio estadounidense, al poseer la nacionalidad y ser mayores de edad. La diáspora mexicana alcanza los 36 millones de personas. “Si no cambian su actitud y piensan que van a utilizar a México por sus propósitos propagandísticos, electoreros, politiqueros, nosotros vamos a llamar a qué no se vote por ese partido”, advirtió el mandatario mexicano.
La estrategia de México consiste en pedir que el embajador en Washington y los 52 cónsules sostengan reuniones informativas con la comunidad mexicana y aliados políticos, así como la difusión de materiales en las representaciones diplomáticas y medios de comunicación locales. “Para no dejar que se consolide una narrativa basada en mentiras que dañe a nuestro país”, se lee en el comunicado de la Cancillería mexicana. Desde la perspectiva del Gobierno de López Obrador, usar a México como piñata política amerita golpear las aspiraciones de congresistas y senadores que buscan reelegirse con esa estrategia. Los reclamos de que el Gobierno mexicano no ha hecho lo suficiente para frenar al crimen organizado se exacerbaron con el asesinato de dos turistas estadounidenses en la ciudad fronteriza de Matamoros y la desaparición de tres mujeres que cruzaron la frontera hace dos semanas. “Pare de defender a sus amiguitos narcos”, dijo, por ejemplo, Dan Crenshaw, congresista republicano por Texas.
La apuesta de México se concentra también en donde están las mayores poblaciones de mexicanos. En la reunión a puerta cerrada con los representantes diplomáticos estuvieron presentes los cónsules en las ciudades más importantes de Estados Unidos, como Jorge Islas, cónsul en Nueva York; Jonathan Chait, en Miami; Alicia Kerber, en Houston; Carlos González, en San Diego; Julián Escutia, en Las Vegas y Francisco de la Torre, en Dallas. El tamaño de la red consular permite al país latinoamericano abarcar prácticamente todos los Estados.
El Gobierno de México tiene una táctica a dos bandas. Por un lado, quiere responder a las críticas de la oposición estadounidense. Por el otro, dar señales de que su interlocución con la Administración de Biden está intacta. Apenas unas horas antes de que se celebrara la reunión con la red consular en Washington, López Obrador recibió en Palacio Nacional a una delegación de legisladores de los partidos Republicano y Demócrata, encabezados por el congresista republicano por Missouri, Jason Smith.
En el encuentro, el mandatario se dedicó a destacar las acciones y resultado del Gobierno mexicano en el combate contra el fentanilo y los precursores químicos que se utilizan para crearlo. Pero también ha hablado de la importancia que tiene para ambos países ampliar el comercio bilateral y ha recordado que considera que se debe aspirar a una integración económica para consolidar a América del Norte como la región más importante del mundo. En la reunión estuvo también la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro; el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, y el jefe de Unidad para América del Norte, Roberto Velasco. De parte de Estados Unidos, los demócratas Terri Sewell, congresista por Alabama y Jimmy Panetta, congresista por California. En la delegación de los republicanos estaban Beth Van Duyne, congresista por Texas; Carol Miller, por Virginia Occidental; Michelle Fischbash, por Minnesota; Mike Carey, por Ohio; y Kelly Armstrong, por Dakota del Norte.
También ha asistido Ken Salazar, embajador estadounidense en México, quien a su salida de Palacio Nacional agradeció el recibimiento del mandatario mexicano. “Somos socios, Estados Unidos y México, para siempre. A veces hay inquietudes y desacuerdos, pero sabemos que estamos unidos por nuestra geografía y por nuestra gente”, señaló.
“Más allá de posiciones extremas, los Gobiernos de México y Estados Unidos trabajan en el marco del Entendimiento Bicentenario tanto para evitar las muertes por consumo de fentanilo como para impedir que los grupos criminales accedan a armas de alto poder”, reza el comunicado de la Cancillería mexicana. Las tensiones entre el Gobierno de López Obrador y sus críticos en Estados Unidos abren un nuevo capítulo, con una marcada tónica electoral que amenaza con agudizarse conforme se acerque la fecha en que los estadounidenses sean llamados a las urnas.
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