Borrón y cuenta nueva en la relación entre el Instituto Nacional Electoral (INE) y el presidente. Andrés Manuel López Obrador se ha reunido por primera vez con los 11 consejeros del INE, encargado de organizar y velar por la equidad del proceso electoral que empieza dentro de tres meses. Los consejeros han hablado con el presidente durante tres horas y han salido satisfechos de la reunión. La consejera presidenta, Guadalupe Taddei, cuya llegada ha marcado un antes y un después en la relación entre la institución y el Gobierno, ha dicho que ha sido “muy productivo”.
A su salida de la residencia presidencial, Taddei ha asegurado que fue un encuentro “sumamente cordial” en el que se puntualizaron cuáles son los límites de los funcionarios en un proceso electoral. También le avisaron de la necesidad de respetar el proceso electoral y que, si llegan quejas al Consejo Electoral, las resolverán. Sobre el presupuesto del INE para realizar sus tareas, que López Obrador considera excesivo, Taddei aseguró que se está elaborando “con base a la ley de austeridad y siguiendo las reglas presupuestarias que existen”. Este encuentro es el primero de muchos: “Nos reuniremos con otras áreas del Gobierno para tratar temas de seguridad, bienestar, comunicación política y presupuestal”.
La sintonía de este martes contrasta con la tensión vivida con los anteriores consejeros. El Gobierno llegó a presentar una reforma a la ley electoral como una de sus prioridades y que planteaba un severo recorte de personal, presupuesto y facultades al organismo autónomo. La defensa del INE ha sido una de las banderas en las que se ha envuelto la oposición, que finalmente logró echar para atrás la reforma.
Esta mañana, López Obrador ha defendido la reunión para crear un buen ambiente de cara a las elecciones presidenciales. “La conversación tiene el propósito de trabajar de forma coordinada para hacer valer la democracia en el país”, ha dicho el presidente, que ha apostado por un nuevo episodio en las relaciones. “Hay condiciones inmejorables para inaugurar una nueva etapa. Lo más importante es que las autoridades tengan integridad y principios, que sean auténticos demócratas”, ha dicho López Obrador. Durante los últimos años, sus críticas han sido feroces contra una institución que consideraba elitista, que gastaba mucho dinero porque su personal se negaba a perder su asiento o bajarse el sueldo.
Días después de acceder a su puesto, la consejera presidenta anunció que se rebajaría el sueldo y zanjaba así una discusión que había estado en el centro del conflicto entre López Obrador y el anterior consejero presidente, Lorenzo Córdova. En ese momento empezó un lento proceso de acercamiento entre las dos instituciones que ha culminado con esta reunión en Palacio Nacional. La idea de la reunión fue de López Obrador, que busca “garantizar la imparcialidad” de los procesos electorales y construir los cimientos de una “nueva etapa” con el organismo. Los consejeros, por su parte, han accedido a la reunión para “refrendar la colaboración” y asentar unas relaciones pacíficas de cara a las elecciones de 2024.
López Obrador emprendió una batalla frontal contra la institución cuando, al inicio de su mandato, aprobó una ley que obligaba a que los sueldos de los funcionarios públicos fueran inferiores al suyo, que ronda los 120.000 pesos netos mensuales. Los consejeros del INE cobraban mucho más que eso. López Obrador interpretó su reticencia a bajarse el sueldo como otro signo más de que la institución estaba llena de conservadores que solo pensaban en mantener su puesto. Ahora, aquellas batallas retóricas y los momentos de tensión que se vivieron cuando Lorenzo Córdova estaba al frente del Instituto quedan lejos.
Ya lo adelantó Adán Augusto López, el secretario de Gobernación, durante la reunión que tuvo con Taddei para preparar las elecciones del Estado de México y Coahuila que tuvieron lugar hace una semana. López defendió aquel como un momento para demostrar a los mexicanos que el INE y el Gobierno son capaces de “construir una continuidad institucional” y trabajar de forma coordinada con la voluntad de que haya una “buena actitud”, en contraposición con los enfrentamientos constantes de los últimos años. En la reunión estuvieron los antiguos gobernadores Alfredo del Mazo y Miguel Riquelme; Rosa Icela, secretaria de Seguridad Ciudadana, y el titular de la Fiscalía de Delitos Electorales.
La relación de Lorenzo Córdova con el presidente se torció nada más empezar su mandato. En 2018, cuando López Obrador llegó al poder, Córdova decidió adelantarse a los acontecimientos y proponer al presidente una rebaja de sueldo en línea con los discursos de austeridad con los que triunfó en la campaña. López Obrador no se lo tomó bien, y desde la presidencia le devolvieron un mensaje claro y que condenaría para siempre las relaciones entre ambos: “Los sueldos se bajan lo que el presidente diga”, contaba Córdova a este periódico. Poco después, el presidente creó una ley para que ningún funcionario gane más que él, unos 120.000 pesos al mes. Las instituciones que no cumplían se convirtieron en entes malignos que solo pensaban en conservar sus privilegios, y a los que no les importaba el pueblo.
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