Hipólito Mora, antiguo líder y fundador de las autodefensas michoacanas, ha sido asesinado este jueves en La Ruana, un pequeño pueblo del municipio de Buenavista, en el mismo Estado de Michoacán. El agricultor, que se alzó en armas en 2013 contra los grupos criminales que regaban de muertos su región, ha muerto esta mañana a manos de un comando armado que ha comenzado a dispararle cuando iba en su vehículo blindado. Las amenazas que recibía desde hace tiempo llevaron a la Secretaría de Seguridad Ciudadana a encargarse de su seguridad. Viajaba en una enorme camioneta blindada y con dos escoltas, que también han fallecido en el ataque, según Guillermo Valencia, antiguo alcalde de Tepalcatepec y amigo de la víctima.
En los vídeos que han trascendido del ataque se escuchan los disparos de un arma de gran calibre disparando hacia el vehículo. “Luego prendieron fuego a su camioneta”, aseguraba Valencia, antes de lamentar la violencia que avasalla su región: “Vivimos en este Michoacán, pero las autoridades se empeñan en negar la situación”. La región es una zona de las más violentas de México, donde los narcos del Cartel Jalisco Nueva Generación y Carteles Unidos se disputan el territorio desde hace años. Las mafias habían puesto precio a la cabeza del viejo agricultor de limones. No era la primera vez que lo atacaban.
Una vecina de La Ruana, que prefiere permanecer anónima, ha contado a este periódico que escucharon los primeros disparos a las 12 de la mañana. “Cuando empezaron los disparos hablé con mis familiares, para asegurarme de que estaban bien y decirles que no salieran de casa”, cuenta esta vecina acostumbrada a la violencia. Los vecinos comenzaron a compartir vídeos de la escena, en los que se puede ver a los delincuentes utilizando armas largas, “parece ser una AK-47 y armas nueve milímetros”, y creen que hicieron arder el vehículo con algo más grande. “Tenía que ser un bazuca o algo similar, por cómo sonaba”, aventura esta vecina.
Después de 15 minutos de intercambio de disparos el pueblo se quedó en silencio y empezaron a llegar a la escena del crimen los primeros vecinos. Había dos vehículos, la camioneta blindada en la que siempre viajaba Mora con dos escoltas y otra camioneta, una Ford que no estaba blindada, en la que viajaban otros dos escoltas, por lo que se puede ver en los vídeos. Si esto se confirma, el número de muertos aumentaría a cinco, cuatro escoltas además del líder comunitario, dos más de lo que informó Guillermo Valencia.
La Guardia Nacional y la policía, que normalmente están en el pueblo, no aparecieron en las siguientes dos horas. Los vecinos comenzaron a apagar el fuego de la camioneta en llamas y otros se acercaron a ver el desastre. La vecina asegura que las primeras autoridades no llegaron hasta las 2.20 en forma de un helicóptero de la Fiscalía del Estado que descendió hasta el pueblo para inspeccionar la situación. “Las autoridades desaparecieron, pero aquí ya sabemos que la Guardia Nacional solo hace rondas, no soluciona nada”, dice la vecina.
La vida de Mora estaba marcada por las amenazas del crimen organizado. Poco antes del atentado que ha terminado con su vida, balearon su casa. El 14 de mayo del pasado mataron en Uruapan a su escolta, Jorge Alberto Correa, y el antiguo líder de las autodefensas lamentó el crimen hacia alguien que se había convertido en su “amigo”. Mora recibía amenazas todos los días por teléfono, mensajes de texto y hasta vídeos en redes sociales que hacían los narcos.
Las reacciones a la muerte de este personaje histórico, que incluso entró en política durante un tiempo, son variadas y divergentes. Felipe Calderón, presidente de México de 2006 a 2012, ha dedicado un pequeño mensaje en Twitter al líder comunitario. “Con profunda tristeza me entero del cobarde asesinato de Hipólito Mora. Mis condolencias para la familia. Me uno a las exigencias de justicia de quienes le conocieron. Descanse en paz”, ha escrito el expresidente. El antiguo gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, también ha comentado la muerte de Mora: “Hipólito Mora fue acribillado y su cuerpo calcinado. La Tierra Caliente es una zona de guerra, como resultado de las políticas erráticas del Gobierno federal”.
Junto a otros agricultores, Mora se levantó en armas contra los Caballeros Templarios, una de las mafias más particulares de México. Una combinación de credo sectario y producción de metanfetamina que se dedicaba también a extorsionar a agricultores y comerciantes de Michoacán. A balazos, las autodefensas lograron expulsarlos de sus tierras. El enfrentamiento fue tan cruento que necesitó de la intervención del Gobierno, que mandó un enviado especial para pacificar la zona.
Sofocado parte del conflicto, los miembros de las autodefensas fueron invitados a integrarse a las policías rurales. El Gobierno federal pretendía desarmar a una especie de soldados acostumbrados a la guerra que podían perder el control. Mora aceptó, pero por el camino se topó con la justicia. En una ocasión fue detenido por ser sospechoso de haber asesinado a dos personas cercanas a otro líder comunitario, El Americano, y de nuevo fue apresado por participar en un tiroteo. En ambas ocasiones quedó en libertad.
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