Los legisladores panistas Santiago Creel y Xóchitl Gálvez son los primeros en registrarse como aspirantes a la candidatura presidencial de la coalición Va por México. La oposición arrancó este martes de manera formal la contienda interna rumbo a las elecciones de 2024, que incluirá la celebración de encuestas, elecciones primarias y debates, con el inicio de la fase de inscripción de los participantes. Los registros se han presentado ante el comité organizador del llamado Frente Amplio Opositor y las dirigencias de las tres formaciones que integran la alianza: el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Creel y Gálvez se han afianzado también como las cartas fuertes del panismo para competir contra las corcholatas de Morena, el instituto político del presidente Andrés Manuel López Obrador. “Tenemos dos meses para demostrar de qué estamos hechos”, afirmó Creel, el presidente de la Cámara baja, en su primer discurso de campaña. “Vamos a cambiar la historia de México porque merecemos más”, zanjó Gálvez.
Santiago Creel había anticipado que quería ser el primero de entre más de una decena de opositores en hacer oficial sus aspiraciones. El diputado y secretario de Gobernación en la Administración de Vicente Fox (2000-2006) dejó atrás el tono sobrio que lo ha caracterizado en el Congreso y dio un mensaje ante la militancia de su partido en el que aseguró que va a arrebatar el poder a Morena, el partido más votado y que gobierna más Estados en el país. “Quiero estar, y dios me ayude porque soy creyente, en la primera línea de batalla de la defensa de mi patria”, señaló el legislador, en un discurso que se extendió durante casi media hora y en el que aparecieron las arengas de “¡presidente, presidente!”.
“Aquí comienza el conteo de salida de un Gobierno que ha destrozado al país, que no nos merecemos, que ha sido peor que los cuatro jinetes del apocalipsis”, señaló Creel, que sorprendió al utilizar varias referencias religiosas desde la tribuna que instaló el PAN, el partido que encabeza a los sectores de votantes de derecha. “Apocalipsis significa fin y este Gobierno llegó a su fin”, agregó el político de 68 años, a quien se le escuchó por momentos con la voz entrecortada.
La apuesta de Gálvez parece radicalmente diferente a la de Creel. La legisladora también inició su trayectoria política en el Gobierno de Fox, pero no es militante del PAN y su perfil ha ganado fuerza al apelar a sus orígenes humildes e intentar convencer a los sectores populares, tradicionalmente alejados del panismo. La senadora quiere ser la interlocutora entre las bases de los tres partidos que componen la coalición, que tienen diferentes signos ideológicos y fueron rivales hasta hace unos años. “Soy pueblo”, afirmó y pidió a los panistas que no la desestimen por “no tener una credencial” del partido. Tampoco fue solemne, como Creel. Se apegó, en cambio, a su estilo desenfadado y directo. “México no quiere hablar de izquierdas ni derechas, sino alguien que resuelva los grandes problemas”, dijo en un mensaje más breve y que acabó entre gritos de “¡Xóchitl, Xóchitl!”.
Gálvez ha tratado de capitalizar el impulso mediático que ha tenido su último encontranazo con López Obrador esta semana, marcado por acusaciones de machismo y violencia política ante las críticas del presidente, que aseguró que será impuesta como candidata por un supuesto pacto con la oligárquico. “A mí, ningún hombre me ha hecho”, insistió la senadora. “Todos los machos que he tenido en mi vida, los he hecho a un lado”, agregó. En las últimas semanas, la legisladora ha lanzado también varios dardos contra Claudia Sheinbaum, la única mujer que busca la candidatura de Morena y la favorita en la mayoría de las encuestas. La narrativa de una carrera entre dos mujeres por la silla presidencial también ha beneficiado a Gálvez, aunque la contienda está en instancias demasiado tempranas para anticipar resultados. “El presidente te ataca porque te tiene miedo”, dijo Marko Cortés, el líder panista, que sirvió como una especie de maestro de ceremonias.
El arranque del proceso de la oposición no ha estado exento de polémicas, alimentadas por la decisión de seis aspirantes que han decidido no competir por no estar de acuerdo con el método pactado por Va por México. La ausencia más notable es la de la también senadora panista Lilly Téllez, que había estado en el pelotón de punteros opositores en los últimos meses. La senadora Claudia Ruiz Massieu, que renunció al PRI esta semana, también dio un paso al costado. “El enemigo no está aquí, sino en Palacio Nacional”, declaró Gálvez.
El diputado Gabriel Quadri, que ya contendió por la presidencia en 2012 por el extinto Nueva Alianza, también se registró como aspirante, a pesar de las dudas sobre posibles impedimentos legales en razón de género. Quadri, que no ha figurado entre los favoritos, dijo que estaba dispuesto a sumarse a la plataforma de quien resulte elegido. Jorge Luis Preciado, exdiputado y empresario de Colima, también acudió a inscribirse.
La etapa de registros de aspirantes cierra el próximo domingo. Entre los requisitos para postularse se pidió a cada participante un texto de exposición de motivos, una carta de cumplimiento de obligaciones partidistas, una declaración patrimonial, un escrito de cumplimiento de las leyes contra la violencia de género y la designación de un representante. También deberán recolectar más de 150.000 firmas para pasar un primer filtro. Está previsto que Va por México anuncie a su candidato el próximo 3 de septiembre, tres días antes que la coalición gobernante y dos meses antes de los plazos previstos por la ley electoral para las llamadas precampañas.
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