El Minotauro
En los meses previos a las elecciones, desde hace años, cobra vigencia en Cancún el problema de la basura y su caótico manejo. Al menos en la última década, trienios van y vienen y el tema regresa a los medios informativos ya como ataque al alcalde en turno o como promesa de mejoría de quien aspira al cargo, aunque ahora, como nunca antes, el problema tiene tintes dramáticos.
La contingencia sanitaria por el tiradero a cielo abierto que tenemos, amenaza a la ciudad en el corto plazo, y hasta ahora no hay como conjurar el desastre. Se sigue usando el actual basurero, pero el mismo está saturado y su vida útil ha terminado. Sí, en efecto, me refiero al que no hace mucho clausurara la autoridad estatal por dañar al medio ambiente.
En esta trama, resulta temible lo recién dicho por Ana Patricia Peralta, la alcaldesa de Cancún, en el sentido de que “no (se) va a volver a invertir en la compra de un terreno ni en la construcción (sic) de una celda”, sino que la concesión tiene que ser completa. Quizá no le han explicado que el problema básico es que no hay terrenos aptos para tender un nuevo vertedero público.
Tal como suena, el problema es ese: no hay un terreno que pueda usarse como tiradero, pues este debe cubrir una serie de requisitos ambientales, como el no estar cerca de zonas urbanas o cuerpos de agua. Es grave el problema también para los municipios Isla Mujeres y Puerto Morelos, que aquí descargan sus desperdicios al no tener basureros propios. Vamos de mal a peor.
La crisis de la basura es una posibilidad real, repito, y hoy Cancún no está preparado para enfrentarla y peor aún, el tema no figura en la agenda de las alcaldesas de Isla Mujeres y Puerto Morelos. ¿Qué harán si no tienen dónde tirar sus toneladas de basura? Sería terrible que el Tren Maya fuera inaugurado en medio de una severa contingencia ambiental.
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