La guerra interna en Morena por las candidaturas es real. No hay tanta concordia como se aparenta. La voluntad expresa de quien decide tiende a la permanencia, pero los que buscan los espacios empujan para lograr, por lo menos, no ser dejados de lado en el camino de la negociación. La cuestión es, entonces, cuánto costará hacer efectiva esa determinación. Es ahora cuando la verdadera capacidad de incidencia pública se conoce, más allá del “bluff” que se muestra para presionar. ¿valdrá la pena ceder demasiado o comprar muy caro? Porque hacerlo supone candidaturas débiles y con probabilidades reales de derrota. El costo lo sabremos en breve, pero el resultado se verá el 02 de junio de 2024, cuando ya no habrá vuelta atrás.
Mara Lezama Espinosa ha mostrado una capacidad innata para desenvolverse en la administración pública y la vida política, ha escalado muy rápido hasta colocarse como una exitosa gobernante y una de las favoritas de la 4T a nivel nacional, su presencia casi permanente en Palacio Nacional lo demuestran. Ciertamente, después de octubre del 2024, Andrés Manuel López Obrador ya no será presidente; si las tendencias se concretan, sería Claudia Sheinbaum Pardo quien despachará ahí, y también a ella es cercana la primera gobernadora quintanarroense. Hay, sin embargo, un tema fundamental para mantener esa dinámica boyante: la tranquilidad local y mantener el poder mayoritario. Ahí no caben las equivocaciones.
La elección del 2024 será la primera de las únicas dos pruebas grandes y reales que tendrá Lezama Espinosa para desplegar esa capacidad mostrada hasta ahora; la primera le dará gobernabilidad a la segunda parte de su mandato y, en la segunda, deberá entregar el poder… en el 2027.
De ahí la trascendencia de la elección del próximo año, pues los triunfadores deberán convertirse en los mejores promotores de la 4T local y sumar votos a la causa de la mandataria, antes que a los proyectos personales. Es ese uno de los factores por los que la asignación de candidaturas no es una tarea sencilla en municipios como Benito Juárez y Solidaridad, en donde pueden construirse alternativas para la gubernatura.
Ahora bien, en las negociaciones con los grupos en disputa ha sido la misma gobernadora la que ha intervenido, en la semana que concluyó Lezama Espinosa se reunió en Tulum con quienes encabezan el grupo “marcianista” que le disputan la alcaldía a Diego Castañón, y con el cambio de delegado del Partido del Trabajo (PT) se realizó el cambio de dirigencia, dejando al frente a personas afines al presidente municipal, pareciera pues diluida la “amenaza”, faltará ver si con la asignación de espacios hay una “alineación” y con ello Jorge Portilla Manica -que hasta ahora es el único opositor real- se mantiene en la 4T, o se lanza a la presidencia por Movimiento Ciudadano. Para el caso de Benito Juárez, hubo también rumores de que Marybel Villegas Canché se iría al “partido naranja”, aunque con su inscripción al proceso interno morenista legalmente quedaría impedida de hacerlo, a menos que renuncie antes de la publicación de los resultados, que será el 17 de febrero de 2024, para de ahí realizar la encuesta formal y asignar los “banderines” el 07 de marzo.
¿Cuál es la alternativa para evitar rupturas? Soltar, es decir, que en algunos municipios se determine competir de manera separada y no en coalición. Como no se observa -a excepción del municipio de Solidaridad, único no gobernado por la 4T– una oposición que pueda disputar el poder, Morena, el Partido Verde Ecologista (PVE) y el PT pudieran mandar candidatos de manera separada, es el caso de Benito Juárez, Bacalar, Puerto Morelos, Cozumel, José María Morelos…y tal vez, Tulum. No hay ruptura, no hay decisiones a raja tabla y el éxito de cada grupo depende de su propia fortaleza.
A finales de enero, los partidos deberán enterar al Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) de la intención de contender coaligados. La clave está en el diseño del convenio. No será la primera vez que la competencia sea parcialmente conjunta y, en esta ocasión, la versión no oficial es que tampoco será una coalición completa. Preferencias desde el poder, es evidente que existen, pero la queja también es que a los aspirantes se les ha impedido competir. Luego entonces, si alguien se siente capaz de ganar a partir de su propia estructura, será el momento de demostrarlo, al final, la 4T no pierde, la mandataria hábilmente evitará rupturas y sumará a todos a su causa. Habrá que encauzar los resultados para que no se “desboquen” en el 2027, pero con la estabilidad alcanzada, la siguiente etapa bien puede conducirse con el apoyo e instrucción desde el gobierno federal. Primero lograr la tranquilidad local, luego viene lo demás.
En toda esta maraña de intereses y grupos, deberán contemplarse los equilibrios y acciones afirmativas en favor de géneros y grupos sociales representativos, pero la mitad del camino estará andado. Deberán considerarse las debilidades de los y las “favoritos/as” como el caso de Bacalar y los abusos de que es acusado su alcalde, José Alfredo Contreras Méndez, señalado por sus ex parejas de “depredador sexual” o del “sospechoso” y forzado silencio sobre la muerte de su esposa; es decir, temas que legalmente pueden estar terminados, pero en campaña inciden. En recapitulación, hasta ahora la “revolución” ha sido contenida por la mandataria, pero falta ganar la elección, la decisión indica que se ha “soltado” a los grupos para que compitan dentro de la 4T y no por otros partidos. Aun así, habrá quien opte por otros “colores”, aunque ello, en lo inmediato, represente “vivir fuera del presupuesto”; equivalente por estos tiempos a “vivir en el error.”
COMENTARIO MORBOSO
Tiene razón la diputada local panista, Cinthia Millán Estrella, al exigir que todos los contratos que la Secretaría de Salud ha otorgado a la empresa Romedic sean transparentados, como también la tiene al impulsar una modificación a la Ley de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Humano, para que las viviendas en Quintana Roo garanticen dimensiones dignas para quienes las habitan y para que se frene la construcción de “cajitas de zapatos”; vaya que son acciones realmente plausibles. Solamente un pequeño detalle; esta última normatividad la impulsó el gobierno panista del cual fue parte y también en ese sexenio, el de Carlo Joaquín González, se asignaron irregulares contratos en la Sesa en favor de un excecrable sujeto de nombre Jorge Brizuela Guevara, por un monto que rondó los 650 millones de pesos, para la operación de las denominadas “carpas Covid.”
Claro que deben aclararse las compras gubernamentales y la administración pública debe buscar los anhelos ciudadanos de un entorno cada vez mejor para desarrollarse, esa ahora será tarea de la administración de Mara Lezama Espinosa y ojalá que ocurra. Pero en eso, por lo menos la legisladora y quienes fueron parte del gobierno durante el sexenio anterior, tienen muy poca calidad moral para hacer señalamiento alguno. Eso no obsta para que dejen de hacerlo, pero en política, como la vida misma, hay un dicho que dimensiona a la perfección tan ladinos procederes: “Para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta”; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
Sé el primer en dejar tu comentario de esta noticia