Hace apenas unos días que en el seno de la XVII Legislatura del Estado de Quintana Roo, levanté la voz para solicitarle al Pleno del Congreso, emitir un pronunciamiento a fin de requerir al Senado de la República que solicitara a la Secretaría de Relaciones Exteriores se sumara a la petición de reconocimiento de Palestina como Estado miembro de la ONU con todos los derechos y suscriba la denuncia realizada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia.
En dicha intervención, al momento de exigir a las personas legisladoras no ser tibios y actuar en consecuencia, mencioné una frase del filósofo francés Jean Francois Revel, que dice los siguiente: “El club con más socios del mundo es el de los enemigos de los genocidios pasados. y sólo tiene el mismo número de miembros, el club de los amigos de los genocidios en curso”, para dejar claro a cuál de estos pertenecemos como legisladores.
A menos de una semana, la Corte Penal Internacional, nos dio la razón y emitió diversas órdenes de arresto, de la que destaca la orden de detención de Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí y perpetrador de diversos supuestos delitos internacionales como genocidio, lesa humanidad y crímenes de guerra.
Pero para comprender mejor este artículo vamos a definir los conceptos más importantes.
El genocidio es el exterminio o eliminación sistemática y masiva de un grupo humano debido a su raza, etnia, religión o nacionalidad.
La Lesa humanidad se refiere a crímenes graves y sistemáticos que atentan contra los derechos fundamentales de la población civil. Estos crímenes incluyen homicidio, esclavitud, violación, esterilización forzada, violencia sexual grave, traslado forzoso de población, tortura, detenciones arbitrarias, desaparición forzada, persecución de grupos y segregación racial.
Los crímenes de guerra son infracciones graves del Derecho Internacional Humanitario que se cometen durante un conflicto armado, tales como: asesinato o malos tratos a prisioneros de guerra, civiles o náufragos; deportación para obligar a realizar trabajos forzados a la población civil en territorios ocupados; genocidios contra la población; toma y ejecución de rehenes; destrucción o devastación injustificada de poblaciones, y robo de bienes públicos o privados.
Es así que la Corte Penal Internacional es un Tribunal de última instancia para el enjuiciamiento de crímenes graves internacionales, como el genocidio, los crímenes de guerra y los delitos de lesa humanidad. Este máximo Tribunal Penal Internacional, se estableció en el Estatuto de Roma, fue adoptado en julio de 1998, instrumento internacional de que forman parte 124 países siendo 33 africanos; 19 de Asia-pacífico; 18 de Europa; 28 de América latina, además de oreos 31 estados que son miembros pero que aún no lo han ratificado.
México es parte del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, ratificando su adhesión el 28 de octubre de 2005, como el estado parte número 100 de dicho instrumento internacional.
Dentro de sus funciones, la Corte Penal Internacional está encargada de investigar, perseguir y juzgar a individuos responsables de crímenes graves de trascendencia internacional, como los recientemente ocurridos en Gaza y perpetrados por el Estado de Israel.
Sin duda el haberse emitido la orden de arresto contra Netanyahu y otras personas, es un triunfo del derecho penal internacional en una decisión supranacional clara y contundente. Una decisión histórica de la que la XVII Legislatura de Quintana Roo pudo haber sido parte promovente como única legislatura local en exigir a la federación sumarse a la denuncia penal internacional y a la solicitud de adhesión de Palestina como estado miembro de la ONU.
No cabe duda de que la sociedad internacional presionó lo suficiente para que se diera esta orden de arresto, y Quintana Roo pudo ser parte de tan histórica decisión, sin embargo, por ahora queda pendiente el cumplimiento de la misma por parte de la autoridad internacional, esperando que los probables responsables no opongan más resistencia para no seguir afectando a los civiles.
La construcción de la paz en medio oriente es una tarea de mucha complejidad y requerirá de todos los miembros de las Naciones Unidas, para comenzar la reedificación de los que fue una reluciente Palestina, hoy en ruinas. Aún faltan los pronunciamientos serios de los nuevos aliados China y Rusia, para saber si abogaran porque Palestina sea miembro con todos los derechos de la ONU, o si se oponen a ello, lo que los mantendría temporalmente en la línea decisoria coincidente o contraria a la de Estados Unidos y aliados de Israel, ya que de ellos depende que este conflicto vaya a traer consigo uno mayor, o no.
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