Por Diana Alvarado
De todos los hospitales y clínicas del sector público de Quintana Roo, el ISSSTE es de los que mayor rezago tiene en todos los aspectos, el que más quejas de derechohabientes recibe y el que más carencias presenta, sobre todo el de Playa del Carmen.
Bien se sabe que la clínica de Cancún se encuentra en pésimas condiciones pero la de Playa del Carmen es aún peor. Se trata de una pequeña casa habilitada con apenas dos consultorios, uno de los cuales está sin médico la mayor parte del tiempo, una farmacia mínima y un mobiliario escaso, que se ve que nunca ha recibido mantenimiento. Lo peor de todo es su sala de espera: toda a la intemperie, con unas cuantas bancas de aluminio oxidadas y otras de plástico ya rotas. Solo un árbol se compadece de los pacientes y les da un poco de sombra durante las largas horas que deben esperar para ser atendidos. Mientras tanto deben soportar las inclemencias del tiempo, el calor intenso y las lluvias.
La clínica del ISSSTE de Playa del Carmen ha estado en el olvido total por muchos años, y no ha visto ninguna aunque el número de derechohabientes se ha multiplicado exponencialmente y ya supera los 35 mil, pues también debe brindar atención a afiliados de municipios como Tulum y otros.
Los mismos empleados del ISSSTE, sindicatos y los pacientes han denunciado públicamente lo indigno y vergonzoso de las condiciones de la clínica pero los directivos los han ignorado. No les interesa.
El exdirector nacional del ISSSTE, Pedro Zenteno Santaella, vino a Playa del Carmen en junio del 2022 para anunciar con bombo y platillo la construcción de una nueva clínica con una inversión de 19 millones de pesos, para la que el gobierno municipal donó un predio sobre el Arco Vial, entre el Hospital General del IMSS y la Secretaría de Seguridad Pública, pero casi de inmediato suspendió la obra. Dos años más tarde, en febrero de 2024, se retomaron los trabajos con el mismo presupuesto y poco después, otra vez, se suspendió la obra… y sigue suspendida. A la fecha nadie da alguna explicación y mucho menos hablan de si algún día terminarán de construir la clínica.
A Pedro Zenteno le tiene sin cuidado. Él renunció al ISSSTE para irse de candidato de Morena a diputado federal y a la nueva directora nacional, Bertha Alcalde Luján, parece que la situación tampoco le interesa poco, o nada. Ni hablar del delegado del ISSSTE en Quintana Roo (¿alguien lo conoce?).
Y mientras tanto, los pacientes afiliados al ISSSTE deben sufrir las consecuencias sin poder hacer nada más que aguantarse, si acaso, denunciar de manera pública.
Por eso es urgente que las autoridades locales tomen cartas en el asunto y ojalá que la próxima presidenta municipal de Solidaridad Estefanía Mercado pueda lograr avances, que se reinicien los trabajos de construcción de la nueva clínica y se mejoren los servicios para que los derechohabientes puedan recibir una atención realmente digna.
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