DIANA ALVARADO 05 NOVIEMBRE 2024.- Risas, voces entrecortadas, algunas lágrimas, así como anécdotas familiares, políticas y académicas se conjugaron en el auditorio Narciso Bassols de la facultad de Economía de la UNAM durante el homenaje póstumo a Ifigenia Martínez y Hernández, al cumplirse un mes de su deceso.
El rector de la Universidad Nacional, Leonardo Lomelí, encabezó esta ceremonia acompañado de los hijos y nietos de mamá “Pilli” como le decían de cariño sus familiares, en la que destacó que sirvió al país en todos los cargos que ocupó, pues se distinguió en el servicio público, como funcionaria, diputada, senadora, diplomática, “siempre estuvo comprometida con las mejores causas de México”.
El rector de esta casa de estudios no solo reconoció su brillantez como la primera directora de la facultad de Economía y haber introducido el posgrado, sino que resaltó su ruptura con el partido hegemónico y su lucha en la construcción de una fuerza política de izquierda que enfrentara la política económica del neoliberalismo.
“Fue una protagonista destacada y determinante en la creación del PRD y como legisladora combinaba compromiso con el país y una vocación natural de la política entendida como el arte de buscar el bien común, tender puentes, convocar al dialogo y construir consensos”, subrayó Lomelí.
Por su parte, Rodrigo Rojas Navarrete, nieto de una mujer emblemática de México, resumió que cumplió hasta el final con un sentido de responsabilidad y entrega; la edad nunca fue una limitante para ella porque su espíritu siempre fue fresco y juvenil.
“En todos los espacios fue símbolo de inteligencia, integridad, dignidad y lucha incesante por cerrar las brechas de desigualdad”, apuntó en un sentido mensaje tras reconocer que la calidad humana de su abuela quedará “indeleble” en la memoria de quienes la trataron en la vida familiar, en la vida pública, en las aulas universitarias, en los recintos legislativos, en los foros diploáticos y en su casa.
Incluso, aseguró que sus contados adversarios la respetaron porque luchó incansablemente por los derechos de la mujer, pero nunca se valió de las famosas cuotas para avanzar ni para prevalecer. “Siempre se destacó por su brillantez y congruencia. Abierta a la amistad, a la reflexión, al baile y al debate de los sueños”, culminó.
Sus hijos Juana Inés, Andrea y Alfredo compartieron anécdotas de la mujer a la que consideran su guía, quien siempre estuvo pendiente de sus estudios, necesidades y les inculcó el amor por la lectura, además de respetar sus vocaciones.
“Fue una auténtica mujer de Estado. Siempre con una congruencia absoluta entre su pensamiento y su actuar. Su incansable labor abrió el camino para que por primera vez una mujer sea presidenta en México”, destacó su hija Andrea con la voz entrecortada y quien hizo una pausa para contener el llanto por la ausencia de su progenitora.
Contó que pese a sus múltiples ocupaciones, siempre estuvo atenta a nuestras necesidades. Fue su guía, al mismo tiempo estuvo presente en su desempeño escolar y les aclaraba dudas.
Con ese mismo amor se expresaron sus hijos Juana Inés y Alfredo, quienes también recordaron el sentido nacionalista que les fomentó, pues tenía un profundo amor por México al igual que un sentido del humor maravilloso, pero más allá de sus logros, señalaron que fue ejemplo de sabiduría.
A un mes de su fallecimiento, una gran fotografía de Ifigenia destacó en este auditorio, en la que su sonrisa sintetiza todo lo que sus familiares expresaron en este sentido homenaje.
Sé el primer en dejar tu comentario de esta noticia