DIANA ALVARADO 06 DE DICIEMBRE.- Que se acabe la navidad también quiere decir que dejan de primar unos colores por encima de otros en el paisaje urbano, dentro y fuera de casa, porque si algo identifica esta época del año son los tonos asociados a ella que ya desde noviembre comienzan a conformar lo que conocemos como el “espíritu navideño”. Aunque no tengas ni un atisbo de interés por esta celebración, todo a tu alrededor te va a recordar a ella: luces, árboles, “papás noeles”, elementos decorativos de todo tipo, brillo, mucho brillo, plantas e incluso el olor que desprenden muchos rincones vivas donde vivas. Hasta esto último podría entenderse de manera visual, y bastan dos colores para reunirlo todo en nuestra mente, el rojo y el verde. ¿Por qué se viste la navidad con ellos? ¿Hay algún significado detrás de este monopolio bicolor
A priori, podemos pensar que se trata de un asunto natural: los árboles son, por lo general, verdes, y algunas plantas en esta época se tornan rojizas (véase la flor de pascua). Pero ninguno de estos dos elementos formaban parte de la navidad hasta hace algo más de un siglo. En torno al verde y al rojo, de hecho, se han construido numerosas leyendas, como la de la vestimenta de Papá Noel. ¿Fue realmente verde antes? ¿Fue trata de un asunto de marketing? ¿Tiene algo que ver ‘Coca-Cola’ en este supuesto giro de guion?
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