Nicolás Durán de la Sierra
Al aludir al servicio público por extensión, hace unos dos mil años se acuñó una frase aún con completa vigencia: “la mujer del césar no sólo debe ser honesta, sino también parecerlo”, es decir, los gobiernos no sólo deben ser honestos, sino también parecerlo, y el caso del virtual expolio de las Villas del Crea de Cancún, al inicio de la zona hotelera local, es un ejemplo de ello.
Hace unos días los medios electrónicos dieron cuenta de que, con anuncios, el lote de más diez mil metros que ocuparan dichas villas, era propiedad privada y sin más señas, se da por hecho que detrás está la empresa inmobiliaria Caveri, de Ricardo Vega Serrador, quien de manera irregular la comprara al gobierno al gobernador Félix González Canto, allá en el 2011.
Vega Serrador tiene carpetas abiertas en la FGR.
La del predio vendido en 39 millones de pesos, cuando el costo del metro cuadrado era de al menos 4 mil dólares, es una saga de corrupción que incluyó al hoy exgobernador Roberto Borge, preso por peculado, que también quiso sacar raja del negocio. No obstante, la venta tuvo acciones legales que frenaron su uso para construir edificios condominales y de servicio turístico.
Fue hasta 2021 que, tras una batalla legal, el gobierno de Carlos Joaquín González recuperó para el patrimonio estatal la propiedad de manos de Caveri y para tal hubo hasta que usar la fuerza pública, pues el lote lo había invadido la empresa. Según estimación actual el costo del terreno supera los 40 millones de dólares. De ese tamaño es el negocio potencial.
Cual se dijo, en el servicio público no tan solo debe ser honesto sino también parecerlo, lo que abona al buen gobierno. Es probable que Caveri, que tiende un muelle en la zona de playa del predio, haya abusado en sus facultades, pero compete a la parte oficial, es decir, al propietario del terreno, que es el gobierno de Quintana Roo, aclarar lo que debe ser un malentendido.
En otro tema, un caramelo: que dice Jorge Sanen, líder del congreso, que hay voluntad para reinstalar la efigie de Don Andrés Quintana Roo en donde estaba “para promover la identidad del pueblo”. Una joya. Once amparos contra el poder legislativo son la base para que se diera tal “voluntad”; antes tendrán que repararla, ya que tiene la nariz rota.
Sería divertido saber qué dice don Humberto Aldana, el anterior líder camaral y hoy diputado federal, quien orquestara en 2024 la remoción de la estatua, con la astabandera incluida, disque para hacer en la plazoleta una cafetería para las y los diputados, se anota, pues no vaya a creerse que sólo para ellos… ¡Esto prueba que García Márquez es un autor costumbrista!
Sé el primer en dejar tu comentario de esta noticia