“¿Por qué hablar insistentemente sobre violencia de género?”, me pregunta un amigo, a lo que le contesto:
“En nuestra vida cotidiana hemos normalizado estereotipos y roles de género que imperceptible o burdamente violentan a las mujeres. Estamos inmersas en relaciones de poder donde el hombre, muchas veces, pisotea la dignidad de las mujeres. Cierto, hay avances pero retrocesos.
Y agrego:
“Sí revisamos las cifras oficiales podemos observar la persistencia y magnitud de la violencia de género. Doy algunos datos que extraigo del INEGI:
´En 2021, a nivel nacional, del total de mujeres de 15 años y más, 70.1 % han experimentado al menos un incidente de violencia, que puede ser psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación en al menos un ámbito y ejercida por cualquier persona agresora a lo largo de su vida.
La violencia psicológica es la que presenta mayor prevalencia (51.6 %), seguida de la violencia sexual (49.7 %), la violencia física (34.7 %) y la violencia económica, patrimonial y/o discriminación (27.4 %).
Mientras que, de octubre 2020 a octubre 2021, 42.8 % de las de mujeres de 15 años y más experimentaron algún tipo de violencia, la violencia psicológica es la que presenta mayor prevalencia (29.4 %), seguida de la violencia sexual (23.3 %), la violencia económica, patrimonial y/o discriminación (16.2 %) y la violencia física (10.2 %).
Además, respecto de 2016 (de acuerdo al INEGI), los resultados de 2021 muestran un incremento de 4 puntos porcentuales en la violencia total contra las mujeres a lo largo de la vida”
(El resaltado es de la suscrita)
Le comento a mi amigo que estos son tan sólo algunos indicadores negativos que expresan la complejidad del problema, que se agudiza, evidentemente, con los feminicidios.
Coincidimos en señalar la relevancia de visibilizar los estereotipos y roles de género, siendo que no debemos permitir que cuestionen a los mujeres sobre el modo de pensar, vestir (“¿Por qué vistes tan provocativa?”) y de actuar, cuando luchamos para alcanzar nuestro proyecto de vida.
Subrayamos que todavía vivimos en una sociedad patriarcal, por lo cual es necesario incrementar las políticas públicas, programas y acciones para enfrentar las aristas de la violencia de género, siendo fundamental intensificar las campañas de concientización y de erradicación del lenguaje de odio.
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