IQCANCÚN 25 MARZO 2019.- El PRI alista la elección de su dirigencia para el periodo 2019-2023. Si se busca que la renovación funcione, advierte Ivonne Ortega Pacheco, aspirante a la presidencia de ese partido, es necesario dar a los militantes libertad de decidir, sin tirarles línea, sin doblarlos.
En entrevista, señala los riesgos que supone aplicar de nueva cuenta los usos y costumbres del priísmo: cargar los dados en favor de alguno de los candidatos y hacer manita de puercopor las candidaturas, es decir –explica– entregarlas en función de amiguismos y compadrazgos.
Así fue como nos pasó la aplanadora el primero de julio, la peor derrota electoral del PRI, comenta a La Jornada.
En cuanto a su declinación del año pasado para obtener la candidatura del tricolor a la Presidencia de la República, asegura que así lo decidió por voluntad propia.
Ortega Pacheco se muestra orgullosa de su carrera política, la cual inició como alcaldesa de su pueblo, Dzemul, Yucatán, de 3 mil habitantes.
Desde la oposición, en tiempos en que el mapa de Yucatán se pintaba todo de azul, ganó una diputación local y más tarde una federal. También llegó al Senado, como primera minoría, y luego le arrancó al PAN la gubernatura (2007-2012).
A nivel partidista fue secretaria general del PRI, por lo que rechaza las versiones que auguran una nueva declinación, ahora para acompañar a otro aspirante.
La semana pasada, el PRI solicitó formalmente al Instituto Nacional Electoral (INE) su apoyo para la organización de la contienda que se desahogará –a finales de julio próximo– por medio del voto directo y secreto de los militantes.
Sin embargo, la suspicacia entre los priístas persiste. Apenas hace unos días, la presidenta del tricolor, Claudia Ruiz Massieu, pidió en una reunión privada con el sector campesino que no se presione a los militantes en favor de algún candidato, porque ello traerá al partido fracturas e incluso su desaparición.
Hasta ayer, quienes habían expresado públicamente su intención de competir por la presidencia del tricolor eran: Ivonne Ortega; José Narro, ex rector de la UNAM; Alejandro Moreno, gobernador de Campeche, y el ex Ejecutivo de Oaxaca, Ulises Ruiz. El jueves René Juárez, coordinador de los diputados del PRI, dejó esa aspiración al asegurar que un grupo pretende entregar el partido al gobierno.
Por lo pronto, los precandidatos enviaron a sus representantes a una mesa técnica rumbo a la elaboración de la convocatoria de la elección, para definir –a reserva de la decisión del INE– si el padrón que se utilizará es el actual (de 6.5 millones de militantes) o si se permitirá que el mismo día de la votación los interesados se afilien. También analizan topes de campaña e insaculación de funcionarios de casilla.
El proceso, afirma Ortega, no es ni la ‘guerra de las guerras’ ni la ‘tumba del partido’, aunque, admite, hay elementos que podrían lastimarlo.
–¿Qué provocaría una ruptura?
–Los dados cargados hacia un lado, que haya entes operando con fuerza, incluso tratando de doblegar a un militante. Y ahí es por lo que estamos tratando de ponernos de acuerdo y dar esa lectura: dar libertad –por primera vez– a los militantes de decidir por la que consideren es la mejor opción.
–¿No confían en ustedes mismos?, ¿por ello acuden al INE?
–Más que la confianza lo que hay es evidencia. Los únicos procesos internos que ha habido han sido llevados por el propio partido y en ellos se inclinaron por un ente enparticular; eso generó rupturas que nos llevaron a perder procesos electorales.
–¿Qué le sirve hoy al PRI?
–Libertad de los militantes, libertad de expresión para generar una postura fuerte, como partido de oposición… Revisemos el resultado del primero de julio: si no se hubiera hecho en algunos casos ‘manita de puerco’ por candidaturas, donde se privilegió el amiguismo y el compadrazgo, pero lo que pasó fue que a todos nos llevó la aplanadora. Demos oportunidad para que el pueblo decida.
El PRI debe crecer con su propia estrategia
–¿El PRI apuesta a recuperarse, resurgir, a partir del fracaso del gobierno actual?
–Definitivamente no. Un partido no puede estar esperando a que fracase un gobierno u otro partido para crecer. El PRI tiene que crecer con su propia estrategia y refundación.
–En cuanto a su precandidatura a la Presidencia de la República, ¿qué pasó en aquellos días en los que estaba muy activa y de repente (al anuncio de la postulación de Meade) desapareció de la escena?
–Yo lo que venía pidiendo era, precisamente, una convocatoria abierta, con el candidato ciudadano o quien fuera, para que el que surgiera fuera un candidato legitimado, pero lo que ocurrió fue que el partido decidió que al candidato o candidata lo elegiría una base de 19 mil electores (integrantes del consejo político nacional ampliado). Yo tenía el respaldo de un millón 314 mil firmas y me iban a meter a un proceso con sólo 19 mil.
Saqué la cuenta, revisé nombre por nombre, y hubiera sacado posiblemente 5 mil 600 votos o 6 mil, en el mejor de los casos. Entonces, pese a mis firmas de apoyo de más de un millón 300 mil, iba a perder, y no se trataba de ir a hacer el circo yser comparsa de nadie.
–¿Comparsa?
–Sí. Veo que no hay posibilidad de ganar la candidatura y yo fui la que decidí declinar a la candidatura: reúno en el partido a todos los operadores que juntaron ese millón 314 mil firmas y los pongo a disposición del candidato Meade. Se los pongo a disposición para trabajar, y en algunos casos los utilizaron, pero en otros los lastimaron. Y, muerto el rey, viva el rey, al no ser yo la candidata había que dar todo el espacio al candidato.
–¿Fueron días duros?
–Duros pero formadores. Mi abuelo decía ‘siempre lo que pasa es lo mejor’, y hoy lo compruebo, porque si hubiera ganado la candidatura no hubiera ganado la Presidencia de la República y hoy estaría retirada. Hoy tengo 45 años, viabilidad política.
–El próximo dirigente del PRI tendrá la responsabilidad de la elección intermedia de 2021, pero también los preparativos para la presidencial de 2024, y ocupará un puesto clave.
–El que llegue a dirigir al partido no puede llegar pensando en la elección del 24 o en construir su candidatura. Eso sería enterrar al partido.
–Algunos analistas dicen que volverían a la Presidencia de la República, en el mejor de los casos, hasta 2030…
–En el año 2000 decían ‘ya se murió el PRI’, ‘ya no hay manera’, y tardamos 12 años en regresar a la Presidencia de la República, justamente porque tuvimos un presidente que llegó para construir su candidatura. Si no hubiera sido así, posiblemente hubiéramos recuperado la Presidencia en 2006. Nada está escrito, lo que es una realidad es que el PRI es el partido que más infraestructura tiene. Nosotros somos como la Coca-cola, estamos hasta en el rincón más apartado del país.
–Se dijo primero que iba en la fórmula de José Narro y ahora circula otra versión acerca de una posible declinación, ¿qué hay al respecto?
–No, para nada. Ni la más mínima posibilidad, y que quede con claridad, con letras negras: ni la más mínima posibilidad; yo juego hasta el final, gane o pierda. (LA JORNADA)
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