Opinión Pública y Debate
Por Néstor Eduardo
El pasado sábado 8 de noviembre en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, desapareció una joven de nombre Bianca Alejandrina Lorenzana Alvarado (Alexis), al día siguiente, se encontró una bolsa con restos humanos a dos kilómetros del domicilio de Alexis, la Fiscalía de Quintana Roo confirmó que los restos se correspondían con lo que en vida fue Bianca Alejandrina Lorenzana Alvarado, la víctima fue brutalmente destazada y desechada en bolsas de plástico en la calle de Monte Pandera del fraccionamiento Vista Real.
Dada la conmoción de familiares, amigos y conocidos, feministas convocaron en redes sociales para la realización de una marcha para exigir justicia y como repudio al incremento de los feminicidios en Quintana Roo. La marcha se llevó acabo en el kilómetro cero, de ahí se dirigió el contingente a las oficinas de la Fiscalía de Quintana Roo y después a la Plaza de la Reforma en la explanada del Palacio Municipal de Benito Juárez “Cancún”, sin embargo, no obstante lo ocurrido, los cuerpos policiacos reprimieron a balazos al contingente de manifestantes, por lo que el saldo fue de tres heridos con impactos de bala, dos periodistas y una manifestante.
Tal cuál si estuviese en una película de Hollywood, policías abrieron fuego como táctica de disolución del contingente, rafagueando directa e indirectamente (al aire) a la población civil para dispersarla, mientras que otros de sus compañeros golpeaban a las multitudes con sus toletes, palos y escudos, dando muestra documentada del perfil psicológico que tienen varios elementos de los cuerpos policiacos en México ante una situación de manejo de crisis.
Y digo en México porque todas las corporaciones e instituciones encargadas de la seguridad en éste o en otros casos, han actuado de forma similar, acontecimientos en México sobran para enunciar la prepotencia y el uso excesivo de la fuerza de las corporaciones policiales y de la milicia mexicana. Incluso, la incorruptible Guardia Nacional se mantuvo inmóvil viendo cómo se producían ilícito tras ilícito sin actuar, siendo mudo cómplice hasta que de plano, con cámara en mano, un manifestante les rogó que interviniesen.
Ante la indignación internacional sobre la crueldad y saña con la que murió Alexis, secundada por una cadena de aberraciones y tropelías de las autoridades policiales, renunciaron el Secretario de Seguridad Pública y Tránsito de Benito Juárez Eduardo Santamaría Chávez, el Secretario General del Ayuntamiento de Benito Juárez Issac Janix y, el Gobernador separó de su cargo al Secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo Alberto Capella Ibarra.
Por su parte, la alcaldesa María Elena Lezama Espinoza se lavó las manos al afirmar que la policía municipal obedece al Mando Único, del cual es responsable sólo el Gobierno del Estado, y a su vez, el Gobernador Carlos Joaquín, se lavó las manos diciendo que él dio orden expresa de no abrir fuego. Por lo que empezó el pin pon entre las autoridades para deshacerse de sus responsabilidades y de minimizar lo ocurrido.
Al tenor de lo anterior, surgieron voces de algunos diputados de que renuncie también la alcaldesa de Benito Juárez María Elena Lezama Espinoza, incluso, hay legisladores que están solicitando que comparezca Capella, cuando Capella no puede comparecer en este momento dado que no está en funciones, además de que quieren convertir a éste último en chivo expiatorio de un hecho que es insoslayable: LA POLICÍA EN MÉXICO es y sigue siendo corrupta, y actúa con brutalidad y violando sistemática los derechos humanos más elementales de la población.
Cabe recordar, que el Congreso de Quintana Roo ratificó el nombramiento de Alberto Capella propuesto por el Gobernador Carlos Joaquín, por lo que los diputados que votaron su nombramiento, no están exentos de responsabilidades.
Por otro lado, y entrando al fondo del asunto, es un hecho consumado que desde hace muchos años, me atrevo a decir décadas, el narcotráfico y la delincuencia organizada está infiltrada en los cuerpos policiales, las autoridades lo saben porque es imposible mover los dineros de los delincuentes sin mantener los niveles de complicidad tan monumentales de los cuerpos policiacos y de seguridad del Estado. Es una triste realidad que Quintana Roo es el diamante de estos grupos delincuenciales, y ahora resulta que al parecer todos los sabemos menos nuestras autoridades del nivel que sea: federal, estatal y locales.
Para que la muerte de Alexis no se convierta en una cifra más, en una víctima más de esta guerra contra la inseguridad, debemos marcar un punto de inflexión como sociedad, y debemos ser claros en el diagnóstico, y decir al pan pan y al vino vino. Todo lo demás es pura verborrea.
DESCANSA EN PAZ ALEXIS.
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