Volver a la economía mixta /
Por Nicolás Durán de la Sierra /
El pasado martes, en la capital del país, el presidente López Obrador indicó que si las gasolineras no bajan sus precios y las empresas continúan abusando del estímulo fiscal diseñado para abatir los costos de los combustibles, el gobierno federal abriría sus propias estaciones en todo el país para lograr que el precio de los hidrocarburos se venda a precios justos.
Esta es una buena noticia, pues la rebaja en el precio de la gasolina redunda en una reducción del precio de muchos insumos, pero lo mejor de la advertencia está en que el gobierno se muestra así listo para actuar como regulador de mercado, es decir, para entrar de lleno en una economía mixta, en una economía en la que las leyes del mercado no sean las que imperen.
Los mejores años del desarrollo económico horizontal de México se dieron entre 1970 y 1982, comenzando con Luis Echeverría, presidente al que Quintana Roo debe tanto, tema que tocaré en otra ocasión; en esos doce años se elevó la calidad de vida de la mayoría de la población y no solamente la de unos pocos, como ha ocurrido en los últimos años con el libre mercado.
Muchos han de recordar los beneficios que implicó la entrada en la escena de la CONASUPO, la Compañía Nacional de Subsistencias Populares, aquella que, por ejemplo, vendía el litro de leche a un precio popular, y obligaba al mercado abierto a vender el producto a un costo menor. Tal es la economía mixta, la que procura el bienestar general.
Se entiende que, para especuladores y acaparadores de bienes, las medidas que eviten que controlen el mercado de básicos resultan una terrible “vuelta al pasado” pues están acostumbrados a explotar las necesidades populares, pero para la gran mayoría nacional la economía mixta, con todo y los posibles yerros, es un buen camino para tener una vida mejor.
Sé el primer en dejar tu comentario de esta noticia