El Minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
Si bien el proceso electoral de Quintana Roo no predecía grandes propuestas o si quiera de una competencia real entre los partidos, tampoco auguraba que la impudicia política fuera la bandera que ondeara desde el inicio mismo de las campañas, sobre todo entre las filas de la llamada “nueva oposición”, la que se empecina en el vituperio a Morena y no en ganar electores.
Se entiende el encono hacia Mara Lezama, la candidata a vencer según todas las encuestadoras, pero acusarla de faltas reales o imaginarias no hace crecer al partido o al candidato acusador, sino más bien va en su contra, y eso sin contar con el derecho de réplica que con bisturí ha ejercido Maribel Villegas, coordinadora de campaña de Morena, hábil en el debate político; feroz ella.
Laura Fernández, la candidata de la coalición PAN-PRD, disfrazada con el vestido de la honradez, ha sido la más mordaz en sus acusaciones, como si su paso por Puerto Morelos, donde fuera alcaldesa, le hubiera significado la gratitud de los porteños. Para su baldón, ahí fue donde se registró el primer crimen político del Estado, crimen aún no aclarado del todo, como era de esperarse.
Sin embargo, su mayor impudicia no estribó en sus decires a la candidata de Morena, sino cuando ofreció crear un seguro popular estatal de salud, tras dejar un adeudo de la alcaldía pórtense al IMSS por 65 millones de pesos en menoscabo de los burócratas a los que, entre que el 2020 y 2021, les retuvieron sus cuotas. La investiga la Auditoria Superior de la Federación.
El error de la oposición a Morena radica en basar sus afanes en demeritar la figura de Mara Lezama en vez de fortalecer la suya propia para ganar adeptos. En este escenario, la posibilidad de un debate entre candidatos se antoja estéril. Por cierto, el PRI al parecer es el único partido que se ha dado cuenta de que se trata de ganar diputaciones, y está apostando fuerte en Cozumel.
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