A Tiro de Piedra
Por Julian Santiesteban
Por el poder, lo que sea. En la política nacional hay ejemplos de “arrepentimientos” públicos que pasan desapercibidos porque así conviene o porque nadie los pone en relevancia, pero que, al ocurrir, cambian la configuración de fuerzas e incidencias en fenómenos tales como los procesos electorales, y eso deberá ocurrir en Quintana Roo, más temprano que tarde, si es que los aspirantes a la gubernatura quieren alcanzar, primero, una candidatura para competir, a menos que se piense ya en un cambio de partido.
De la alcaldesa Mara Lezama Espinosa, ha dicho el escribiente que deberá pasar por el reconocimiento de que aliados le urgen, sobre todo más allá de los límites de Benito Juárez, y brindar el reconocimiento a los liderazgos regionales que sumen a su proyecto; de los demás aspirantes de Morena se destacarán algunos de los factores necesarios para el éxito en posteriores colaboraciones, más allá de la ruta crítica personal que hayan construido; pero una de las que mayor complicación tiene es la senadora Marybel Villegas Canché, por la dinámica de confrontación permanente que ha seguido hasta ahora, pero el espacio no está negado, siempre y cuando esta condición se cumpla.
El elemento más pernicioso en la política local, pero también la “aduana” necesaria por la que debe transitarse, es el Partido Verde Ecologista (PVE), pues aunque la estrategia nacional fue la construcción de opciones partidistas que le restara capacidad de negociación, junto con el Partido del Trabajo (PT), ninguno de los nuevos partidos logró mantener el registro (por el contrario, ha iniciado ya el proceso de su desaparición) y los “verdes” se han fortalecido, con 43 legisladores que, a partir de septiembre del 2021, serán elemento indispensable para que las iniciativas de la 4T sean aprobadas en San Lázaro. (La única ocasión en que el PVE ha tenido más legisladores, fue en 2015, con 49, cuando compitió coaligado con el PRI).
En esa tesitura, se infiere que el PVE demandará por lo menos una de las seis gubernaturas que estarán en juego el próximo año. Ciertamente, el pasado 06 de junio ganó San Luis Potosí, pero sin ir coaligados con Morena, es decir, no le deben ese espacio a los acuerdos presidenciales; y entre Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Tamaulipas, Oaxaca y Quintana Roo, es esta última la que le interesa y donde tiene asentados sus intereses el “dueño” de la “franquicia”, Jorge Emilio González Martínez. Recalca el escribiente, perniciosa realidad, pero realidad al fin y al cabo.
Con todo eso como contexto, cabe recordar que la senadora Villegas Canché, en su búsqueda de la candidatura a la presidencia municipal de Benito Juárez, en el proceso que está por concluir, promovió la ruptura de la coalición entre Morena y el PVE, calificando a ese partido como “lo más parecido a una mafia”, y no es que esté falta de razón, si algo tienen los “verdes” es que operan precisamente como tales, con autoridad vertical, con obediencia a pie juntillas, con la prioridad siempre de cumplir los deseos, primero, de su dueño-dirigente, y luego de los compromisos ciudadanos que quepan entre eso y los deseos de sus integrantes, convidados del poder de González Martínez.
Por lo anterior, hay quien considera que, además de la aprobación de Morena, Villegas Canché deberá alcanzar el visto bueno del PVE. Hay quien asegura que no será posible, pero en política todo lo es, muestra de ello es que, después de décadas de haber dejado de militar en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de calificarlo como origen de –casi- todos los males nacionales, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha dejado en claro que, para alcanzar la mayoría calificada en la siguiente legislatura federal, echará mano de acuerdos con los tricolores.
Luego entonces, falta sólo conocer el momento del “arrepentimiento” de Marybel, si será público o sólo notorio con el tiempo, si habrá una aceptación por parte de los verdes y si, en suma, es posible aun el regreso a la coalición, o la senadora Villegas Canché tendrá que buscar otras opciones partidistas para contender por la gubernatura en el 2022, como al parecer también construye su líder ideológico, Ricardo Monreal Ávila, para la presidencia en 2024. Pero no olvidar, en política no necesariamente hay “amor”, sino alianzas estratégicas.
P.d. Intentará el escribiente, en posteriores participaciones, van las consideraciones de tres más: Luis Alegre Salazar, José Luis Pech Várguez y Rafael Marín Mollinedo, ¿considera el lector a algún o alguna otro/a?
COMENTARIO MORBOSO
Este fin de semana, nuevamente, estará el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de recorrido por la Península de Yucatán, supervisando los trabajos del Tren Maya. De acuerdo con la información previa, el mandatario no tendrá eventos públicos en Quintana Roo, pues únicamente se realizarán sobrevuelos de evaluación, acompañado de autoridades del Fondo Nacional de Turismo (Fonatur), ingenieros y constructores.
A partir de ahora, las giras en cuestión serán múltiples. Si algún actor político logra “colarse” a ese tipo de recorridos, bien puede incidir en el ánimo presidencial. ¿Rafael Marín Mollinedo? ¿Luis Alegre Salazar? ¿Alguna autoridad local? Ciertamente, son recorridos para cuestiones técnicas, pero entre desplazo y desplazo, siempre hay tiempo para una charla política, ¿o no? El reto es entonces lograr acceder, sobre todo en la víspera de la definición de la candidatura de Morena a la gubernatura quintanarroense en el 2022. No es oportunidad que deba desperdiciarse, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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