Por Jorge Manriquez Centeno
Surgimiento de un movimiento social
La marcha de este domingo 13 de noviembre de 2022, realizada en varios estados del país, y que tuvo como epicentro la Ciudad de México, es una protesta que contó con el liderazgo de José Woldenberg, figura emblemática de la transición a la democracia, y se articuló a través de la consigna de defender la autonomía del INE.
Así, “El INE no se toca”, parece encontrar en el liderazgo y figura de José Woldenberg, el encauzamiento necesario para convertirse en un movimiento social que desafía racional y consistentemente la pretensión presidencial de transformar el sistema electoral y sus instituciones.
Lo de este domingo fue una protesta social que demostró fuerza y capacidad de convocatoria, pero que corre el riesgo de disiparse rápidamente, al paso de los días, si esta etapa de efervescencia social no culmina con el nombramiento de un grupo o comité que los represente y que al mismo tiempo exija un espacio de participación permanente en las mesas de trabajo y negociación legislativa para la reforma electoral.
Lo óptimo sería crear un comité técnico multidisciplinario en el que participen especialistas en la materia de instituciones académicas, como la UNAM, que se encargue de coordinar, organizar, evaluar y de proponer al poder legislativo el dictamen de reforma en la materia, previamente consensuado, para su posterior discusión en las comisiones respectivas.
Ello permitiría consolidar al movimiento “El INE no se toca”, y aprovechar el impulso de esos miles de ciudadanos que participaron en la marcha.
Es un paso necesario que, además, requieren los partidos, para legitimar los trabajos legislativos.
“El INE no se toca”, fue una protesta sin precedente en contra de la empecinada iniciativa presidencial en materia electoral, que parecía que, luego de varios meses, venía caminando hacia su aprobación, por los cabildeos debajo de la mesa entre las cúpulas partidistas (con excepción de Movimiento Ciudadano).
En ese contexto, “El INE no se toca”, adquiere relevancia por los siguientes aspectos:
Músculo
Martí Batres, secretario de Gobierno de la Ciudad de México, de inmediato calculó entre 10 mil y 12 mil los asistentes que confluyeron en la marcha que culminó en el Monumento a la Revolución. Otros medios refirieron la participación de 640 mil personas. Algunos portales informaron otras cifras.
Quiérase o no, la marcha contó con contingentes de decenas de miles de ciudadanos, que arribaron a la cita para protestar por el desmantelamiento del INE.
Otros miles siguieron el evento mediante las redes sociales.
Otros cientos o miles de personas realizaron mítines en diferentes ciudades del país.
La atención de la ciudadanía hacia la reforma electoral
Días previos, y, por supuesto el 13 de noviembre, las marchas acapararon la opinión pública y, desataron oleadas de miles de comentarios (a favor y en contra) de los cibernautas.
Así, muchas personas que ni enteradas estaban de la reforma electoral, sorpresivamente, centraron su atención en el anuncio de la desaparición del INE, como punta del iceberg de la reforma electoral.
A pesar de que los partidos políticos (está en su naturaleza) pretendieron acaparar los reflectores, sin duda alguna, fue una marcha ciudadana, que centró la atención pública hacia la iniciativa presidencial de reforma electoral y, sobre todo, su propósito de conformar autoridades únicas en materia administrativa (INE) y jurisdiccional (Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación), con la consecuente desaparición de los OPLES, tribunales locales y estructura territorial del INE.
Pluralidad
Esas miles de personas, quiérase o no, son profesores, maestras de todos los niveles escolares, amas de casa, estudiantes, artistas, músicos, empresarios, trabajadores, militantes y simpatizantes de partidos, integrantes de organizaciones de la sociedad civil, empleadas y empleados de los tres órdenes de gobierno, en un largo etcétera, que coreaban la consigna: “El INE no se toca”.
Mientras en otros países subdesarrollados se avanza en la construcción del régimen democrático, al utilizar el voto electrónico, por decir un ejemplo, en nuestro país, todavía la sombra de la desconfianza rodea a las instituciones electorales. Aún estamos centrados en decir “El INE no se toca” o a la inversa, que desaparezca, sin contar con información, análisis o diagnósticos.
Esa es nuestra realidad.
Propósito
“El INE no se toca”, quiérase o no, articuló la preocupación de amplios sectores de la sociedad por el destino del árbitro electoral, cuya imparcialidad y autonomía está en el centro de la lucha por el poder y la transición a la raquítica democracia a la que hemos arribado.
“¡El INE no se toca!”, “¡A eso vine a defender al INE!”, “¡México, México!” “¡Yo defiendo al INE!, fueron algunos de los cánticos en defensa de la democracia, y claro que calan hondo, dado que se trata de una manifestación sin precedentes en este sexenio.
Woldenberg y el llamado a defender la democracia
La voz de Woldenberg acaparó la atención:
“Estamos aquí reunidos con un solo objetivo claro y trascendente: defender el sistema electoral que varias generaciones de mexicanos construyeron, que ha permitido la convivencia y competencia de la pluralidad y la estabilidad políticas, la trasmisión pacífica de los poderes públicos y la ampliación de las libertades”.
Todo eso constituye un patrimonio común y por ello estamos aquí, ciudadanos de muy diferentes orientaciones políticas y extracciones sociales, militantes de partidos, integrantes de organizaciones sociales y personas sin filiación política que deseamos que México sea la casa que nos cobije a todos.
…
Hacemos un llamado a todos los grupos parlamentarios -sí, a todos- sin exclusiones ni excepciones, los que conforman las Cámaras del Congreso Federal y de los 32 congresos de las entidades a que defiendan lo edificado en materia democrática y no conduzcan a nuestro país a una etapa venturosamente superada: la del autoritarismo que se auxiliaba de autoridades electorales a modo.
…”
Woldenberg, quiérase o no, es una figura emblemática de la transición a la democracia procedimental a la que hemos arribado.
AMLO
Ni caso tiene esperar la “Mañanera” de este día, 14 de noviembre de 2022.
AMLO puso las cartas sobre la mesa y están a la vista de todas y todos, como es la desaparición de los diputados de mayoría relativa, la eliminación del financiamiento público ordinario de los partidos políticos, la refundación del INE y TEPJF con la consecuente centralización de las elecciones y desaparición de OPLES y tribunales locales, traslado del padrón electoral a otra institución, entre otros temas de gran relevancia.
AMLO pretende refundar el sistema electoral y sus instituciones.
El problema son las formas y mecánica de trabajo, como hemos comentado en otro trabajo.
Lo que sigue…
La polarización está a la vista.
Amplios sectores de la población apoyan al presidente de la República y el movimiento que encabeza.
Por el otro lado, “El INE no se toca”, refleja que otros sectores de la población no están de acuerdo en su proyecto electoral.
“El INE no se toca”, puede consolidarse como un movimiento social que trascienda la marcha. El siguiente paso es que participe en la mesa de “análisis” de la reforma electoral.
La pluralidad y el músculo son su fortaleza, pero igualmente pueden ser su debilidad. Como toda protesta puede desvanecerse por la inercia de los días.
Lo que es una realidad es que a nadie convence la simulación de la labor legislativa tendente a la aprobación de la reforma electoral.
Desinformación
Un hecho que acapara la atención respecto a la reforma electoral es la desinformación, que es mal de muchos y beneficio de pocos.
Gran parte de la población no conoce los alcances de la iniciativa presidencial, que es la que ha acaparado la atención y opinión pública. Ello, de una simple revisión de los cientos de comentarios a las publicaciones de los portales digitales como Facebook o Twitter, emitidos en el contexto de las marchas.
Hacia un nuevo camino
Una lectura de lo acontecido en la marcha del día 13 de noviembre, supondría un análisis cauteloso por parte de Morena y sus aliados, para determinar los pasos a seguir, entre ellos, atemperar los ánimos presidenciales en la materia.
Lo lógico sería que la JUCOPO y las Comisiones Unidas de Reforma Político-Electoral; Puntos Constitucionales; y Gobernación, reconsideren el camino trazado que se ha convertido en una simulación. Lo ideal es conformar, vía el consenso, un comité técnico multidisciplinario, responsable de la elaboración de la agenda de trabajo, en donde se posibilite un debate nacional sobre aspectos específicos en la materia y para la elaboración de la propuesta de dictamen.
Es lo ideal.
Pero…
Es la lucha por el poder y los partidos, quiérase o no, tienen el sartén por el mango. Hace falta más que una o varias marchas para doblar a las cúpulas partidistas. La partidocracia sabe adaptarse a los embates de todo tipo. Sabe “legitimarse”. Por ello, incluir en la mesa de negociaciones a un comité, grupo o especialistas provenientes del movimiento “El INE no se toca”, es lo más lógico, para atemperar los ánimos ciudadanos.
Ello sí el movimiento se consolida y exige participar en tales trabajos. Es un paso lógico y plausible.
AMLO puede dilapidar su bono democrático sino avizora que dicho movimiento puede consolidarse y ampliar sus horizontes políticos.
La naturaleza y alcances del movimiento “El INE no se toca”, están en la determinación de mantenerse alejado de las cúpulas partidistas y en el liderazgo de Woldenberg.
Su fortaleza está en el núcleo ciudadano que lo conforma.
Pero los ánimos están caldeados y los actores políticos tratan de imponer su visión y perspectivas.
Por eso, si el presidente quiere pasar a la historia como propulsor de la transformación de nuestro país, desde el poder, y como un acto de congruencia, tiene el compromiso histórico de impulsar una reforma del estado, y, en particular, en el ámbito electoral, pero con apego a una agenda ciudadana.
“El INE no se toca”, quiérase o no, es una voz fuerte, potente.
AMLO tiene una cita con la historia.
El tiempo, glorioso tiempo, nos dirá su veredicto.
*Jorge Manriquez Centeno es especialista en materia político-electoral, derechos humanos y derecho parlamentario. Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, abogado, con estudios de posgrado en políticas públicas, derechos humanos por la FLACSO y doctorado en Derecho Parlamentario por la Universidad Autónoma del Estado de México. Exconsejero presidente del Instituto Electoral de Quintana Roo (2009 a 2015) y ex director de Partidos Políticos del mismo Instituto (2003 a abril de 2009).
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