El gobernador Enrique Alfaro arrancó el año con una rueda de prensa en donde, con el pretexto de hablar del operativo de seguridad navideño, se explayó sobre asuntos políticos, entre ellos su futuro para 2024 y su aspiración -explícita y reiterada- como candidato a la Presidencia de la República.
Cualquier decisión, adelantó, la tomará a mediados de año. Con esto marcó tiempos al interior de su partido y dejó claro que esperará los resultados de la elección en el Edomex y Coahuila el 4 de junio de este año.
Ahora, ¿Alfaro es realmente un presidenciable?
En todo destino político, el camino se labra al eliminar obstáculos y tejer alianzas. Por eso la candidatura presidencial de Alfaro depende no sólo de él sino de las circunstancias y otros personajes clave como Dante Delgado, líder nacional de Movimiento Ciudadano.
El gobernador sobrelleva una “paz fría” con su líder nacional. La paradoja de qué fue primero, el huevo o la gallina, explica la pugna aterciopelada de ambos personajes por el control del partido. ¿Movimiento Ciudadano existe gracias al alfarismo? ¿O el alfarismo existe gracias a la plataforma partidista de Movimiento Ciudadano?
En la visión de ambos líderes, cada uno, el primero con su partido y el segundo con su movimiento, creen que representan la piedra de toque de lo que han logrado hasta hoy.
Por otro lado, en la carrera por la Presidencia, Alfaro y Dante rechazan cualquier coalición para 2024 con el PRI-PAN-PRD (hasta ahora). En eso coinciden, pero discrepan en quién será el candidato emecista.
Luis Donaldo Colosio Riojas y Samuel García han levantado la mano, pero al margen de lo que dicen las encuestas, Alfaro es el personaje de mayor peso político, experiencia y cinismo refinado. Eso lo convierte en el menos favorecido por las encuestas, pero también en el aspirante políticamente más resuelto. Hay que ver sus movimientos, pero por las señales a la vista, con algunos sacrificios de calidad, tiene posibilidades.
La definición del candidato naranja a mediados de año será un factor de mayor cohesión o de resquebrajamiento del emecismo nacional.
Por supuesto, Alfaro tiene que resolver algunos pendientes satelitales, como la consolidación y precio que le pondrá a la candidatura a gobernador de Pablo Lemus, su pugna con el Grupo Universidad y la relación de “dignidad arrodillada” ante el Presidente, pero todo parte de las definiciones internas del emecismo a nivel nacional.
Alfaro tiene la ambición para pelear su candidatura presidencial y su estrategia consistirá en capitalizar el antilopezobradorismo. Su iniciativa para festejar el bicentenario de Jalisco como estado libre y soberano tendrá su epítome el 16 de junio, dos semanas después de la elección del Edomex y Coahuila; ese será su primer acto de campaña.
A lo largo del año y con recursos públicos se realizarán eventos, charlas, homenajes, ceremonias conmemorativas y un bombardeo de publicidad oficial para relanzar la idea de Jalisco como un estado libre, soberano y defensor del federalismo. En resumen, el discurso político electoral que apalanca su campaña a la Presidencia.
Por supuesto que Alfaro tiene posibilidades de ser candidato a la presidencia (algo muy distinto y distante a convertirse en Presidente). Su plataforma será Jalisco. Todo depende de sus movimientos en donde, como en el ajedrez, debe prevalecer el equilibrio entre ambición, cautela y sacrificio. En eso Alfaro no tiene rival porque igual que Andrés Manuel, son mucho mejores candidatos que gobernantes.
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