DIANA ALVARADO 17 JUNIO 2024.- De partido hegemónico en el siglo XX, a la quinta fuerza política en 2024, el PRI enfrenta su peor momento en la historia, y ante el riesgo de que su líder nacional, Alejandro Moreno, pretenda modificar los estatutos una vez más en busca de la reelección, ex dirigentes y ex militantes del tricolor alzan la voz y acusan graves errores.
Dulce María Sauri, quien fue presidenta nacional en la década de los 90, advirtió una crisis severa, demandó la renuncia de Moreno y planteó que de aferrarse a ella la factura resultara muy onerosa para el tricolor.
De acuerdo con las estimaciones, en la Cámara de Diputados el tricolor conseguiría alrededor de 33 legisladores para la Cámara Baja, y en el Senado se estima que tendría 17, lo que, para Sauri Riancho, destina al partido a la irrelevancia.
“Ni siquiera va a tener posibilidad de participar en la mesa directiva de la Cámara de Diputados por una vicepresidencia o una presidencia, porque ya no va a ser la tercera fuerza política. Da lo mismo que el PRI se siente o no en la mesa de las negociaciones”, consideró.
Pero esta es una más de la serie de derrotas que acumula el tricolor desde que Alejandro Moreno rindió protesta en 2019 como presidente nacional de ese partido, con Carolina Viggiano como secretaria general.
Entonces, el tricolor gobernaba en 12 entidades: Sonora, Sinaloa, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Hidalgo, Estado de México, Tlaxcala, Colima, Guerrero, Oaxaca y Campeche; en contraste, hoy sólo encabeza dos: Coahuila y Durango, donde Va por México ganó las elecciones gracias a candidatos priístas.
Por otro lado, si consideramos sólo el número de votos, la caída es estrepitosa, ya que en 12 años perdió a más de 10 millones.
En 2012, con Enrique Peña Nieto como su candidato a la presidencia, el PRI obtuvo 16 millones 231 mil 456 sufragios. Seis años después, con un candidato sin militancia priísta, como lo fue José Antonio Meade, obtuvo 7 millones 677 mil 180, y otros seis años después, con Xóchitl Gálvez como candidata ciudadana, y de la mano del PAN y PRD, que en otros tiempos fueron sus grandes rivales, el partido sólo aportó 5 millones 736 mil 759 votos.
Mientras que en términos de militancia, el partido pasó de seis millones 764 mil 615 afiliados en 2019, a un millón 411 mil 889 en 2023. Así se traduce la caída estrepitosa.
Francisco Labastida Ochoa, excandidato presidencial del PRI, coincide con Sauri, y apunta que la dirigencia nacional debe hacerse responsable de los resultados obtenidos en la elección, mediante un ejercicio de análisis y autocrítica, que de hacerse a conciencia derivaría en la renuncia de Alejandro Moreno.
Sin embargo, en lugar de abrir paso al periodo de reflexión, el líder del tricolor emitió una convocatoria para llevar a cabo una asamblea nacional ordinaria el próximo 7 de julio; lo cual enciende las alertas sobre su deseo de eternizarse en dicho puesto de poder.
Y tanto Sauri como Labastida recordaron que Moreno Cárdenas ya modificó, en más de una ocasión, los estatutos para que todas las decisiones recayeran en él.
Permanecer a toda costa
A los 11 meses de que Alejandro Moreno rindió protesta como presidente nacional del PRI, el campechano promovió una reforma estatutaria para concentrar las facultades y las decisiones del partido en la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional.
Posteriormente, en diciembre de 2022 hubo una nueva modificación realizada por el Consejo Político Nacional, el segundo órgano con mayor jerarquía en el partido, pero que no cuenta con las facultades de alterar documentos básicos. No obstante en 2020, se avaló que sí tuviera incidencia en una parte de los estatutos.
“La cual fue aprovechada por la actual dirigencia nacional para abrir la posibilidad de que el presidente del Comité Ejecutivo y la secretaria general prolongaran su mandato”, dice Sauri mientras recuerda que ella y otras dos consejeras nacionales, incluida Claudia Ruiz Massieu, fueron las únicas que se opusieron a dichos cambios con su voto.
Para Francisco Labastida, Alejandro Moreno ha llevado al partido al desastre, “en un camino que además lo va a llevar a la sepultura”.
El excandidato señala que Moreno se obsesionó con acaparar el poder, y hasta cita una obra de la literatura del realismo mágico para explicar su papel: ‘Alito’ me recuerda a Gabriel García Márquez y Crónica de una muerte anunciada, porque es un sepulturero”.
“Alito hizo una trampa, porque le quitó funciones al Consejo Político Nacional y las absorbió él. O sea, ¿Quién tiene la capacidad para decidir quién va a ser el candidato a una presidencia municipal, a una diputación de un estado, a una diputación federal, una senaduría, una gubernatura, o la propia presidencia? Alito. Solo él. Se convirtió en un personaje autoritario que es el que decide todo”, sentencia.
Sauri lamenta que -hoy más que nunca- se vean los resultados de la concentración de poder en una sola persona, y reprueba la expulsión de personajes que se opusieron a dichas medidas, como Claudia Ruiz Massieu y Miguel Ángel Osorio Chong.
“Lamentablemente ahí están los resultados de la concentración del poder, de la expulsión de numerosas personas, porque la metralleta de las expulsiones se instaló en el PRI, fueron expulsiones a diestra y siniestra y a vísperas de la jornada electoral del 2 de junio”, lamentó.
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