De acuerdo con el filósofo Platón, “la ignorancia es la semilla de todo mal”. Una investigación publicada por la Deutsche Welle, por sus siglas DW, como parte de la radiodifusión internacional financiada por el gobierno alemán, promovida por diversos neurobiólogos, arroja cifras espeluznantes de la manera en que la humanidad se hace, nos hacemos, más tontos cada día.
De acuerdo con estos datos, se pierde capacidad cerebral por la automatización digital. Se pierden habilidades cognitivas para resolver problemas al estar todos resueltos desde la tecnología, y si las neuronas ya no trabajan, ya no se exigen y se pierde la inteligencia.
Para llegar a los resultados tangibles, se utilizaron las pruebas de inteligencia que se comenzaron a hacer formalmente aproximadamente en 1950, y que hasta el año 2022 se mantuvieron estables. La exactitud de estas pruebas es tan relevante que los nazis las utilizaban para eliminar a los más tontos, y en los juzgados penales las utilizan para verificar posibles atenuantes de personas con poca inteligencia hoy en día.
De acuerdo con la Campana de GAUSS, si el individuo arroja menos de 70 de cociente intelectual, quiere decir que tiene problemas de aprendizaje. Entre 85 y 115 se encuentra la media. Entre 115 y 130 se ubica un ser inteligente. Y si arroja más de 130 de cociente intelectual se considera superdotado.
De acuerdo con James Flynn, en 1984 la humanidad era más inteligente, y cada generación y desde 1930 fue aumentando en inteligencia, a lo que se le llamó el “Efecto Flynn”. Esto se debió a una mejor alimentación, existencia de sistemas médicos, de sistemas de educación, al aumento de la lectura, de la escritura creativa, y del desarrollo del pensamiento abstracto. En resumen, se demostraba que un cerebro exigido, genera más conexiones entre neuronas lo que hace que se desarrolle más la inteligencia.
Sin embargo, a partir de 2018 en Noruega se hace un estudio en donde determina que los productos químicos, la contaminación, los alimentos chatarra, los cosméticos, los envases de pet, el aumento de la basura informática en el mundo virtual, hace que se pierda la capacidad de resolver problemas. Se pierden las conexiones neuronales por falta de uso.
Ello principalmente porque los medios y las nuevas tecnologías afectan directamente a la memoria. Ya no se memorizan teléfonos, nombres, direcciones, fechas… todo lo hace el teléfono inteligente y el ser humano se hace más tonto.
Lo que actualiza científicamente la hipótesis filosófica de Peter Sloterdijk que dice que, “El gran cuerpo psico político que denominamos sociedad, no es otra cosa que una comunidad de preocupaciones que oscila entre los temas de estrés inducidos por los medios de comunicación”. Es decir, ya ni nosotros decidimos en que vamos a pensar, todo es inducido desde Facebook y otros medios.
Este sin duda es un problema grave al que México y el segundo piso de la Cuarta Transformación se debe enfrentar, dado que estamos hablando de Noruega en donde se cuenta con el porcentaje más alto de lectores en el mundo.
Si nos ponemos a observar a México, los problemas son mayúsculos porque nadie lee, nadie escribe, nadie es capaz de poner atención por más de 2 minutos, y para colmo la SEP acepta y promueve licenciaturas de 2 a 3 años, y sin desarrollo de una tesis que defender. Desaparece en su totalidad el pensamiento crítico y todo se convierte en un sistema en el inscribirse, seguir pagando y no morirse es la meta para la profesionalización.
Y este proceso contraviene en su totalidad al desarrollo de la inteligencia, ya que como lo define Joe Dispenza, “Los conocimientos sin la experiencia no son más que filosofía, la experiencia sin conocimientos no es más que ignorancia. Existe una progresión que debe darse. Tienes que adquirir conocimientos y vivirlos, aceptarlos emocionalmente”. Lo que no sucede en la especie para la SEP.
Sin embargo, los neurobiólogos nos dan las posibles alternativas que a largo plazo pueden ayudarnos como humanidad a recuperar la inteligencia estancada, y es con pasos muy sencillo que deben considerarse como políticas públicas urgentes como:
- Fomentar la lectura,
- Introducir la meditación ala forma de vida,
- Generar posibilidades de una alimentación sana,
- Aumentar el contacto con la naturaleza,
- Disminuir el uso de la tecnología,
- Hacer deporte, y
- Consumir más minerales.
Con estas medidas sin duda podremos llegar a ser el pueblo planteado por marco Tulio Cicerón: “Por porque un pueblo que sepa más, que lea, que vaya al teatro o que sea admire ante el arte, es un pueblo que piensa más, y quien piensa más, es más exigente con quien le gobierna y está más atento a los abusos del poder y reclama justicia”.
De no ser así, tal vez en la próxima década estemos encabezando la lista de los países con la población más tonta. La responsabilidad total al parecer la tendrá Mario Delgado durante los siguientes 6 años, y de ese nombre dependerá el futuro educativo de México.
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