Por Julian Santiesteban
Un mes le queda al actual gabinete de Quintana Roo, para mantenerse como está, pues a partir del mes de agosto habrá cambios, unos obligados y otros estratégicamente decididos, en la víspera de que la gobernadora, Mara Lezama Espinosa, rinda su segundo informe de labores al frente del gobierno local. Por cierto, para que esos cambios ocurran en el ámbito federal, faltan tres meses, con el inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo.
Lo obligado por los tiempos y la ley. El primero de agosto de 2024, tomarán protesta el Poder Legislativo Federal, luego de las elecciones del 02 de junio, lo que implica que el titular de la Secretaría de Planeación y Finanzas (Sefiplan); Eugenio Segura Vázquez, deje el cargo al que regresó, luego de obtener contundentemente la senaduría, en fórmula con Anahí González Hernández. No se trata de una posición menor y la “vara” dejada por el funcionario es muy alta, pues la administración de los recursos locales permitió, en el primer tercio del gobierno de Mara Lezama, estabilizar las finanzas, que estuvieron a punto de colapsar, cuando se descubrió el monto real de la deuda heredada por las administraciones anteriores, incluidos los pagos a corto plazo que rondaron los 7 mil millones de pesos, más los 19 mil 600 millones de largo plazo.
Con la especulación, ya zanjada por la misma gobernadora Lezama Espinosa, en el sentido de que ella iría al gabinete federal y el rumor desatado de que Segura Vázquez solicitaría licencia al cargo de senador, lo que habrá que pensar ahora es que, la mandataria ha decidido concluir su administración y que la designación que haga en Sefiplan será, acaso, una de las más difíciles, pues se trata de mantener el rumbo y viabilidad del gobierno, no sin sobresaltos, pero siempre con la firmeza de seguir avanzando y, ante todo, no olvidar la frase aquella de la toma de protesta, el 25 de septiembre de 2022: de lograr “cambios radicales y profundos”, y que los beneficios lleguen a los menos favorecidos. La actualización de indicadores sociales llegará al cerrar el primer tercio, ahí podrá observarse lo alcanzado y lo que falta. Para el futuro, los perfiles seleccionados son fundamentales.
Los otros cambios, los políticos, los de ajuste de metas inmediatas, pueden ocurrir en la víspera del segundo informe, o inmediatamente después de la renovación de las administraciones municipales. ¿Las razones? Hay un extendido rumor de que actuales funcionarios estatales serán integrados en posiciones estratégicas en los 11 ayuntamientos. Lo anterior no es nuevo, desde hace más de una década, las áreas financieras se deciden, por decir lo menos, en “conjunto” con la administración estatal y las planillas de cabildo se construyen de la misma manera. La interpretación es diversa: “control o empuje”, “freno o aceleración”, “coordinación o vigilancia”, o todas a la vez. La que el lector considere.
Y aunque las motivaciones reales para determinar cambiar a algún integrante del gabinete es una decisión estrictamente personal del gobernante, también están –o debieran- los factores de desempeño. Desde la percepción hasta los indicadores específicos. Si nos atenemos a la “costumbre”, será justo al cierre del segundo ciclo que los ajustes se hagan. El primer tercio concluye, en el segundo se concretan las metas y en el tercero se prepara el cierre de administración y transición de gobierno. ¿quiénes serán los elegidos? Cuestión de que el tomador de decisiones haga el análisis de las áreas a reforzar, en coordinación con la nueva administración federal, pues los cambios no sólo ocurren por un “mal” trabajo, también para reorientar los objetivos.
EL NUEVO GABINETE FEDERAL Y LOS CAMBIOS EN QUINTANA ROO
Ese será el nacional. La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo, adelantó la semana a parte de su gabinete. Más allá de las especulaciones sobre lo bueno o malo de los seleccionados, o de así alguien local es llamado al centro del país, los quintanarroenses deberemos estar atentos a las modificaciones en las representaciones estatales de la administración pública y las implicaciones de ello. Por ejemplo, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador desaparecieron las delegaciones como tales, pero también oficinas de representación que verdaderamente ayudaban a la ciudadanía. Ejemplos hay muchísimos. Por mencionar alguno, desde hace más de cinco años no hay oficinas de Profeco, más allá de la representación en Cancún.
Conagua, Profepa y Semarnat se convirtieron en meras “tramitadoras -con excepción del escasísimo personal operativo, que siempre responde a contingencias como la que actualmente se vive-; la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) tiene apenas una oficina en Chetumal (lograda a partir de gestiones de la mandataria estatal), que funciona un mes y deja de operar dos. Y en instancias como la Secretaría del Bienestar (Sebien), desde hace por lo menos dos años “vegeta” don “Arturito” Abreu Marín, y así como él, tantos funcionarios que llegaron a cobrar, sin que utilidad alguna se vea de su gestión.
Luego entonces, habrá que ver si con el cambio de gobierno, las delegaciones regresan, si se dejan de simular “ahorros” y si algunos personajes locales son llamados a la tarea. Esos son los otros cambios, los necesarios y que se esperan pronto. Como se observa pues, urgencia de modificaciones sí hay y cambios sí se acercan y, al final, sólo habrá que esperar si ocurren por las razones adecuadas… y no, como siempre, por “cuotismo” político.
COMENTARIO MORBOSO
El temporal de lluvias de la última semana y media ha dejado a Quintana Roo la amarga lección de que se afinó el discurso, pero muy poco la acción. El asistencialismo desplegado desde el miércoles pasado ha mitigado la afectación, pero aun falta la acción de fondo; es decir, es de reconocer que los enseres entregados y la atención inmediata ayudan a recuperar la normalidad, pero esa normalidad ya era mala y sólo con infraestructura que impida, por ejemplo, inundaciones, podrá cambiarse el destino de los habitantes de esas zonas.
Que los culpables son los gobiernos municipales corruptos que, en el pasado, permitieron la edificación de fraccionamientos en zonas inundables, es probable. Que, con el cambio climático, los actuales sistemas de drenaje pluvial nunca serán suficientes. Todo es probable; pues entonces habrá que edificar otro tipo de infraestructura, que permita el desagüe e impida el regreso del agua del mar; ¿Cómo los Países Bajos? Probablemente, pero hay que comenzar ya, porque tampoco habrá presupuesto que sea suficiente en cada temporal, o en cada año y temporada de huracanes, para repartir despensas, refrigeradores y colchones, para perderlos en unos cuantos meses, con la siguiente inundación.
Pensar en el largo plazo es tarea de estadistas, es tiempo de mostrar la altura política y las capacidades de resolución para las futuras generaciones. Por estos días, habrá quien se frote las manos con la cantidad de colchones y refrigeradores a vender, pero la infraestructura del futuro se construye hoy, en el presente y con el compromiso de salvar a las sociedades quintanarroenses. Así, sin duda, se le regresará “el brillo” a la capital quintanarroense, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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