El Minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
En el foro “Repensar el Turismo” organizado en Cancún con motivo del Día Mundial del Turismo, la gobernadora Mara Lezama anunció que gestionará ante el gobierno federal más recursos para el Estado no tan sólo por la disparidad que hay entre lo que aporta al PIB y lo que recibe, sino también porque el cálculo oficial ignora a la población flotante que genera el propio turismo.
El último concepto, el poblacional, aunque no es nuevo pues ya fue esbozado por el exgobernador Miguel Borge Martín en otras ocasiones, se ilustra con la imagen de una urbe imaginaria paralela a Cancún, casi todo el año con los hoteles llenos, que exige servicios públicos que equivalen a los pedidos por una población de 300 mil habitantes, población faltante en la contabilidad oficial.
Esto es problemático si se considera que el monto de las partidas presupuestales federales nace del conteo de la población de cada estado y municipio, es decir, que el dinero se otorga con base en su conteo demográfico, y en el censo de Quintana roo, con Cancún a la cabeza, no se considera a la citada población de al menos 300 mil personas flotantes por año.
Lo expuesto por la gobernadora en este foro, con énfasis en un mejor y mayor reparto de la riqueza generada por el turismo -la posible entrega de estos nuevos recursos iría al sector social-, habla del sesgo humanista que le busca dar a esta actividad, en la que sólo unos pocos resultan beneficiados en demérito de las mayorías. Ella habla de un nuevo enfoque turístico.
Desde luego queda aún por atenderse a fondo el aspecto ambiental, en el que el Estado deja mucho que desear –hay que ver el desastre ecológico que ocurre en Isla Blanca, por sólo hablar de un caso-, pero por lo pronto se respira ya un aire nuevo en la actividad turística. El gobierno de Mara Lezama comienza apenas y el tiempo está a su favor, pero el camino no será fácil.
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