Unos 5 mil pobladores de los municipios de Quechultenango, Mochitlán, José Joaquín de Herrera y Chilpancingo paralizaron ayer la capital, bloquearon vialidades, replegaron a más de 500 elementos de distintas corporaciones de seguridad, se llevaron un auto blindado de la policía y privaron de la libertad a 10 policías y tres funcionarios. Exigen la libertad de Jesús Echeverría Peñafiel, El Topo, dirigente de transportistas del poblado de Colotlipa, detenido el pasado miércoles en posesión de armas y drogas.
A las 9 de la mañana arribaron los contingentes; al poco tiempo se dio un primer enfrentamiento con fuerzas de la policía estatal y de la Guardia Nacional (GN), frente a las instalaciones de esta última corporación.
Los manifestantes persiguieron a los agentes estatales y de la GN, y los despojaron de un vehículo táctico blindado Black Mamba, también conocido como Rhino.
Después se trasladaron al Congreso del estado, donde derribaron la puerta principal, y horas más tarde llegaron al palacio de gobierno: ahí abrieron una de las puertas con la unidad Rhino. Los policías estatales que resguardaban el lugar huyeron.
Los contingentes, que se hacen llamar base social del grupo delincuencial Los Ardillos, bloquearon en la mañana el Parador del Marqués, después el Congreso del estado y luego el palacio de gobierno, para finalmente regresar al primer punto.
Hasta el cierre de la edición los agentes y los funcionarios seguían secuestrados.
En las calles se observó a familias que corrían por las instalaciones de la Universidad Autónoma de Guerrero hacia el centro. Restaurantes, comercios y escuelas cerraron por el temor a saqueos.
Los seguidores de Los Ardillos demandaron obras, entre ellas caminos para sus pueblos.
Por la tarde se instaló una mesa de diálogo con funcionarios estatales, pero como no se llegó a un acuerdo, los inconformes volvieron a cerrar el Parador del Marqués en demanda de la liberación de El Topo. La vialidad fue liberada cerca de las 20 horas.
En conferencia de prensa, Ludwing Reynoso Núñez, secretario de Gobierno, advirtió que si no liberan a los agentes y funcionarios, el gobierno adoptará otra estrategia.
Aseguró que en la movilización se identificó a familiares de las personas detenidas la semana pasada, que han sido vinculados con la delincuencia organizada, y se detectó gente armada.
Mientras, los manifestantes aceptaron que tenían retenidos a los policías y a Orlando Soberanis, delegado de Gobernación en la zona centro; Rafael Julián N, responsable de atención a conflictos, y a otra persona cuyo nombre se desconoce.
Como parte de la disputa entre Los Ardillos y Los Tlacos, el pasado sábado sujetos armados asesinaron con saña a nueve personas en Acapulco, Chilpancingo y Tixtla.
Asimismo, Samara Mendoza, hija de un transportista de Chilpancingo, denunció en Facebook la desaparición de su papá, Javier Mendoza.
Explicó que su padre salió el sábado a trabajar en el taxi 403, pero desconocen su paradero y si su cuerpo quedó calcinado en una de las unidades que fueron incendiados en Chilpancingo. Detalló que la fiscalía de Guerrero le informó que le dará respuesta en 20 días.
Atacan base de colectivos; un muerto y varios heridos
A la una de la tarde pistoleros atacaron a balazos la base de camionetas de transporte colectivo de la ruta Heliodoro Castillo (Tlacotepec)-Chilpancingo, ubicada en la colonia Morelos. Una persona fue ejecutada y varias resultaron heridas.
Además, por segundo día consecutivo, campesinos, y transportistas provenientes de los municipios de Quechultenango, Mochitlán y de Chilpancingo mantuvieron bloqueados los accesos a la Fiscalía General del Estado para demandar la liberación del líder transportista Jesús Echeverría Peñafiel y de uno de sus acompañantes.
Esta situación provocó de nuevo la suspensión del servicio de transporte público y el cierre de escuelas y comercios.
Abogados que solicitaron el anonimato demandaron a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda que propusiera al Congreso declarar estado de excepción, debido a que Guerrero se encuentra en una situación de ingobernabilidad, pues ni los ayuntamientos ni la administración estatal han sido capaces de brindar seguridad a la ciudadanía.
Los manifestantes advirtieron al gobierno de la morenista que, de no haber respuesta a sus demandas, continuarán sus movilizaciones.
En Tixtla, Chilapa de Álvarez, Tlapa de Comonfort, Acatepec, Quechultenango, Mochitlán y parte de Chilpancingo, Los Ardillos controlan no sólo el territorio, sino también el transporte y el comercio, sin que los tres niveles de gobierno lo impidan.
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