Por Diana Alvarado
Disgustados con los taxistas por sus bloqueos a la zona hotelera y al aeropuerto, por sus abusos y agresiones contra conductores de Uber, usuarios y turistas, los ciudadanos de Cancún están convocando a “Un Día sin Taxi” para el próximo viernes 27 de enero.
La convocatoria circula ampliamente en las redes sociales. La idea es manifestar nuestro rechazo a los constantes desmanes de los taxistas porque, bajo la bandera de la libre manifestación, nos afectan a todos: trabajadores, empresarios, estudiantes, adultos mayores y turistas.
Además de no usar taxi ese día, los convocantes piden la solidaridad de quienes tengan vehículo para dar un aventón a amigos, vecinos, compañeros de trabajo y a todos a quienes sea posible. Igualmente piden denunciar en redes sociales cualquier agresión de taxistas a conductores de Uber y pasajeros.
Los ciudadanos demandan un mejor transporte público y elegir libremente, sin temor a ser perseguido y golpeado, si pide un Uber, o no. Solo pretenden un servicio de taxi eficiente y amable. Nada extraordinario.
El rechazo generalizado de la sociedad obligará a los concesionarios de taxis a hacer un alto total y redefinir sus estrategias para mejorar su servicio, sus vehículos, sus tarifas y su calidad en una libre competencia. Algo que debieron hacer desde hace mucho tiempo.
Respecto al marco legal para la libre y segura operación de Uber y otras plataformas digitales en Quintana Roo tendrá que avanzar a paso acelerado para garantizar certeza legal a conductores y usuarios.
Las reformas a la ley que deban realizarse deberán considerar que el monopolio del transporte que han detentado por años los sindicatos de taxistas ya es insostenible. Los tiempos cambian y hoy debe abrirse el paso a la modernidad y a la libertad de los usuarios.
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