El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se decidió tomar esta fecha en remembranza de las hermanas Mirabal, quiénes lucharon a mediados del siglo pasado en contra de la Dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana, una de las múltiples dictaduras auspiciadas por la C.I.A. de E.U. como se descubriría más adelante con los archivos secretos de la Operación Condor en Amércia Latina. El Dictador Trujillo, después de encarcelarlas y mandarlas golpear y agredir sexualmente, las mandó moler a golpes hasta la muerte como medida de represión en 1960 para intimidar a partir del escarmiento a sus compañeros de lucha del Movimiento Revolucionario 14 de junio.
Motivo por el cual, el miércoles 25 se realizó una marcha en Quintana Roo como repudio a la violencia de género y a los feminicidios. Todavía con la conmoción del caso Alexis en Quintana Roo, el pasado domingo 22 una turba irrumpió en el Palacio Municipal de Fresnillo en Zacatecas y lo incendió en un arranque de ira debido a una protesta pacífica que se salió de control por la insensibilidad de las autoridades locales que no fueron capaces de dar la cara y atender (escuchar) a los indignados ciudadanos. Pareciera, tal cual lo dijo una líder feminista de Cancún; que a nuestras autoridades les irrita más el daño a sus inmuebles y palacios que el salvaguardar la vida de las mujeres y niñas que están siendo asesinadas en todo México. El materialismo, el amor al dinero y el estatus de poder asociado al “éxito”, son los nuevos valores de nuestra clase política en ésta nueva etapa de México, que independientemente del color partidista, se molestan, hacen rabietas y se rasgan las vestiduras al ver hecho cenizas al símbolo de poder más preciado para ellos: su Palacio de Gobierno y su Silla Presidencial.
Nuestras autoridades, con todo y la mezquindad política que les caracteriza, deberían empezar a verse en el espejo de Fresnillo Zacatecas, y comenzar a trabajar verdaderamente en las causas sociológicas y criminológicas -de fondo- que están reproduciendo la violencia en México: como son los delitos asociados a la violencia estructiral en contra de las mujeres (la trata de personas, la pornografía infantil, el tráfico de drogas, el acoso sexual y el bullyng en las escuelas, que aunque no es delito, si es una conducta antisocial reproductora de violencia). Los estereotipos de reproducción de conductas violentas socializados en la Televisión, música, vedeojuegos, redes sociales, etc. La impunidad del 98%. La falta de denuncia cercana al 93%. El nepotismo tan dañino y evidente en los gobiernos del cambio verdadero. La falta de examenes de poligrafía como control de confianza de todo funcionario y servidor público que participe en funciones de seguridad pública y de procuración y administración de justicia pasando por: Policías, Agentes Judiciales, Ministerios Públicos, Jueces, encargados de los Centros de Retención y Readaptación Social y Penitencierias. La nula depuración de policías y servidores públicos que se dedican a delinquir desde la protección e impunidad que les brinda el Estado. La complicidad de gobernantes, legisladores y jueces con los grupos criminales que hoy día cohabitan con los gobiernos de todos los signos partidistas. La elevada penetración del crimen organizado dentro de los órganos de inteligencia y seguridad nacional como lo demuestran los procesos judiciales contra el Ing. Genaro García Luna y el Gral. Salvador Cienfuegos Zepeda. La inequitativa distribución de la riqueza. La falta de empleo y oportunidades entre la juventud. Etc, etc. etc.
En suma, todos aquellos elementos que han convertido a nuestro país en un NARCOESTADO. En un Estado Fallido. Ese es el diagnóstico que ni quieren ver, y que ni quieren oír.
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