Julian Santiesteban
Si la perspectiva de candidatos y candidatas a la gubernatura quintanarroense que participaron en el debate de este fin de semana, era “ganar” en el ejercicio, de plano se equivocaron desde el planteamiento, porque considerando que el universo de votantes supera el millón 300 mil, y de que el ejercicio no llegó ni a 20 mil personas, la probabilidad de modificar tendencias en la votación es prácticamente inexistente. El objetivo debió ser, en todo caso, no “cómo me veo”, sino “cómo me ven”; y de eso hubo muy poco.
Por ejemplo, si se toma en consideración que el ejercicio duraría dos horas, en el mejor de los escenarios, cada uno de los cinco aspirantes tendría 24 minutos para exponer su plan de trabajo en rubros como Combate a la Corrupción, Sociedad y Gobierno y Economía. Ese tiempo resulta poco para cinco años de gobierno que se proyectas; eso, sin contar las presentaciones de los moderadores y los tiempos de transición entre una y otra participación. Luego entonces, no se tuvo más allá de 15 minutos efectivos por participante, y aun así, dos de ellos –como era previsible- se enfocaron en el ataque, uno más en alabanzas a Dios y la simulación de buena fe, una que dio momentos de brillantez, por su dominio en el tema educativo, y, sin “despeinarse”, la puntera se mantuvo como tal. Ganadores no hubo, bueno, tal vez uno, el actual gobernador de Quintana Roo, que no fue señalado directamente en ninguna ocasión, ni por opositores o la candidata de los partidos que llevaron a Carlos Joaquín González al poder. Él está ahora tranquilo. Y las tendencias iguales.
Desaparecer el Mando Único, regresar las escuelas de tiempo completo. El primero desapareció en septiembre de 2021, con la transición gubernamental en los 11 municipios; el segundo proyecto se revivió desde hace algunas semanas, desde la Presidencia de la República. Como se observa, hubo también desatinos. De la construcción –o reconstrucción- del Bulevar Colosio, pues antes de que concluya mayo, se supone, se licitará la obra, así que prometerla a futuro o es engañar, o es desconocer el proceso actual, que para el caso es lo mismo. Y de la inseguridad que se padece en todo el Estado no hay un culpable, en todo caso es responsabilidad compartida, pero muy poca propuesta para modificar la actual circunstancia. Capacitación, mejoras salariales a los policías, seguridad social, mejor equipamiento, mandos policiales locales… pero ¿y la destitución del actual fiscal para erradicar los grupos cuasi criminales internos? ¿De la aplicación de la ley a los actuales mandos por su displicencia en la operación de los grupos criminales? ¿De la firme decisión de que se vaya y no regrese Alberto Capella y sus allegados? Nada, absolutamente nada. Nadie se atreve a ir al fondo, tal vez porque nadie quiere ir hasta allá.
Hablan de “dinero envenenado” que se usa en campañas, de “dinero del narco”, pero no hay propuesta propia. Educación fue tal vez el esquema mejor explotado, ahí hay coincidencias y propuestas de casi todos. Pero de combatir a la corrupción de manera efectiva, de nuevo, muy poco. Nadie señaló el absoluto fracaso del Sistema Estatal Anticorrupción quintanarroense, de su fiscal que “dormita” con tranquilidad, de un Tribunal de Justicia Administrativa que sirve para dos cosas, de un Comité de Participación Ciudadana que, a dos años y luego de la entrega de más de 700 millones de pesos en contratos a modo, a una empresa para carpas Covid, como las de Jorge Brizuela Guevara, “hacen como que hacen” cuando el escribiente y muchos otros periodistas señalamos siempre la irregularidad. No, ahí no hubo propuesta alguna. Hubo ataque sin mayor profundidad, y así, sin mayor trascendencia, concluyó el único ejercicio que representó la oportunidad de conocer a candidatos y candidatas en su máxima amplitud… y no hubo incidencia pública mayor.
Así, no es lo mismo declararse ganador que serlo. En todo caso, el perdedor de siempre fue el ciudadano que esperaba encontrar alternativas. Acaso la esperanza la presentó la misma candidata puntera, cuando en su despedida pidió “dejen de pelearse”, abriendo la posibilidad a la integración de todos, menos de una, claro está, la que llegó al punto de no retorno en los ataques. Y para el ciudadano, más allá de que el debate no fue tal, ni cambió en nada lo que será el resultado del 05 de junio, queda la responsabilidad de no olvidar todas las ilegalidades que se han señalado en todo el proceso, para después de las elecciones, que se aplique la ley y no se “eche tierra” sobre las demandas existentes, pues así y solo así, la política local comenzará a prestigiarse un poco, o seguirá siendo la misma dinámica de siempre, atacar mientras allá proceso y, después, todos “felipes y con tenis.”
COMENTARIO MORBOSO
Si la expectativa es que vote el 52 por ciento del padrón electoral local, es decir, poco más de 650 mil ciudadanos, y los ejercicios de debates, tanto de diputaciones como de aspirantes a la gubernatura, no alcanzaron los 30 mil espectadores (tomando como base solo lo medible, es decir, los que observaron los ejercicios por redes), eso representaría el 5 por ciento del universo de votantes efectivos. Si de esos, la mitad se quedó con la idea que ya tenía de emitir su sufragio y la otra mitad la modificó con base en lo que vio y escuchó, sería entonces el 2.5 por ciento de los que votarán… pero todo es especulación… ¿y aun así creen que “ganaron? ¿y aun así desperdiciaron la oportunidad de erigirse como actores políticos pensantes y con proyecto? ¿y aun así, se burlaron de los que los vieron, pensando que quienes los vieron conocen de la administración pública local y la trayectoria que cada uno de ellos tiene? Por eso ni se incrementa la votación, ni la clase política deja de ser profundamente rechazada. En suma, por eso estamos como estamos; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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