El Minotauro
Nicolás Durán de la Sierra
La conferencia brindada por Yohanet Torres Muñoz en torno a la situación en que se halla la economía estatal resultó tan esclarecedora como alarmante. Las cifras expuestas por la titular de Finanzas perfilan un difícil horizonte para Quintana Roo y explican en gran medida la decisión del gobernador Carlos Joaquín para colorear de naranja el norte turístico de la entidad.
En números gruesos, hasta ahora el gobierno estatal ha dejado de captar cerca de dos mil millones de pesos de impuestos por la caída del turismo, su principal fuente de ingresos, en tanto que la federación, también por la crisis generada por la pandemia, le redujo 700 millones de las participaciones acordadas. Toda esta merma hasta el corte del pasado 30 de junio.
Esto refleja apenas parte del problema, ya que la crisis generó gastos imprevistos. Para la salud se erogaron 620 millones y a ello hay que sumar otros 421 millones para la entrega de más un millón de despensas entre otros apoyos. Es evidente que las fianzas estatales están desniveladas y por ello era inaplazable reactivar la industria turística, la única alternativa posible.
En su exposición, la secretaria Torres Muñoz indicó que están en contacto con la Federación en pos de recursos, que se abrió la reserva financiera estatal y que se busca vender algunos bienes del Estado, aunque fue enfática al negar que se contemple la contratación de un nuevo endeudamiento del Estado, que aún hay que ver cómo se comportan las finanza de aquí al final del año.
Buscar un nuevo préstamo para Quintana Roo es tema difícil, pues el cariz político pesa mucho. Se entiende el temor que se tiene a la herramienta financiera, pues en los pasados sexenios se sirvieron de ella para el saqueo. Empero, es un instrumento que, con honradez, puede apoyar el crecimiento económico o, si se diera el caso, para afrontar con éxito una tormenta financiera.
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