DIANA ALVARADO 04 MARZO 2021.- El 6 de junio se celebrarán las elecciones más grandes de la historia de México. Para que se puedan realizar con efectividad se necesita alrededor de 1.5 millones de personas que sean funcionarios de casillas, para que puedan vigilar y ayudar en el proceso de las votaciones.
La Constitución Política establece que una de las obligaciones de los ciudadanos es desempeñar las funciones electorales que le sean asignadas. Por lo que, de manera implícita, ser funcionario de casilla es un mandato constitucional. Pero, ¿qué sucede si un mexicano no quiere o no puede participar como funcionario el 6 de junio?
El pasado 3 de febrero, el INE celebró el sorteo en el que se seleccionó a las y los ciudadanos que nacieron entre agosto y septiembre y que tienen entre 18 y 65 años. Además, entre ellos a los que su primer apellido inicie con la letra A. De este modo se podrán integrar a las 1.5 millones de personas que se necesitan para que estén en las mesas directivas de las 163 mil casillas en todo el país.
¿Qué pasa si no quiero o puedo ser funcionario de casilla?
Los ciudadanos elegidos deberán ser convocados por el INE para prepararse para sus funciones en las mesas, a través de una capacitación que sólo en esta ocasión será virtual, para evitar contagios por Covid-19.
En el caso de que una persona no quiera o no pueda ser funcionario de casilla, legalmente no es obligatorio y no hay sanciones o consecuencias negativas ante la no participación. Sin embargo, el Instituto Nacional Electoral insiste en el deber ciudadano para participar en los procesos democráticos del país.
Del 12 de febrero al 31 de marzo los 50 mil Capacitadores Asistentes Electorales visitarán a más de 12.2 millones de ciudadanas y ciudadanos para invitarles a ser funcionarios de casilla. Aunque en esta ocasión, además de responsabilidades laborales o familiares, mucho ciudadanos han apelado al riesgo de contagio por Covid-19, para no participar en los comicios.
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