El Minotauro /
Por Nicolás Duran de la Sierra /
La reciente visita al Estado de Arturo Herrera, el titular de la Secretaria de Hacienda, refleja la buena relación que hay entre el gobernador Carlos Joaquín González y el presidente López Obrador. No es un tema menor si se considera que el mandatario estatal fue líder del nutrido bloque azul de gobernadores de oposición en la pasada negociación de los presupuestos federales.
Cabe destacarse en este aspecto que Quintana Roo fue uno de los estados que logró un mayor presupuesto federal respecto del 2019, lo que es un logro si se tiene en cuenta la política de austeridad de la presidencia de la República. De hecho se espera una mayor inversión de la Federación para este año, sin tomar en cuenta el proyecto del tren maya.
La visita por un par de días del funcionario, uno de los más próximos al presidente, visitando obras hasta lejanas a las tareas de la hacienda, es un mensaje claro de ambas partes, y en ese sentido debe concebirse la suma del Estado al nuevo instituto de salud; los demás gobernadores del PAN, salvo también por Javier Corral, de Chihuahua, no se sumaron al programa federal.
Que la sombra de los 70 mil millones desviados desde el Seguro Popular caiga sobre ellos. Para que el Instituto de Salud para el Bienestar, el Insabi, cumpla de manera decorosa y hasta cabal con las expectativas con que el proyecto fue creado se precisa dinero y dinero hay en el país, pues muchas de las fugas de corrupción han sido atajadas. Sólo es cuestión de tiempo para que cristalice.
De vuelta al tema, claro que es lucidor que el secretario de Hacienda diga que el Estado “es punta de lanza de la economía nacional” o que la economía del país “pasa de manera necesaria por el aporte de Quintana Roo”, pero más allá de la cortesía, por su mensaje político, pesa más que Arturo Herrera lo haya dicho aquí, pues no olvidemos que en política los gestos hablan y mucho.
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