Por Diana Alvarado
En junio del próximo año vamos a elegir al nuevo gobernador de Quintana Roo y aunque faltan por definirse candidatos, factores y condiciones, es buen momento para que nosotros los ciudadanos reflexionemos y decidamos el tipo de desarrollo que queremos para nuestro estado en el futuro y, más importante, el tipo de gobernante que tenga la capacidad para hacerlo realidad.
¿Nos interesa que Quintana Roo continúe el modelo de crecimiento que ha tenido hasta ahora cuyo resultado ha sido la desigualdad económica y social? ¿Debemos seguir la misma línea que ha generado una fuerte economía en la zona norte pero ha dejado a la zona sur en el olvido? ¿Queremos que sigan los mismos esquemas que han generado, como muchos lo han dicho, dos “Cancunes”: el rico en la zona hotelera y el pobre en la ciudad y colonias irregulares?
Hasta ahora, de la larga lista de aspirantes que han levantado la mano para contender en la sucesión gubernamental, solamente el senador José Luis Pech ha planteado claramente estas cuestiones como piedra angular de su proyecto para Quintana Roo.
Ha señalado la necesidad de cambiar el modelo adoptado desde hace 50 años y que privilegia el crecimiento turístico por uno que privilegie el desarrollo social, porque no es lo mismo crecimiento que desarrollo.
Está demostrado que los grandes beneficios del crecimiento turístico son sólo para los inversionistas, para los empresarios, para un sector que ya está consolidado pero aún exige apoyos e incentivos como si se tratara de un sector emergente. El costo de ese tipo de crecimiento ha sido la falta de desarrollo y bienestar para la población en general.
Hay empleos, si, pero muchos mal pagados e incluso sin las prestaciones de ley, persisten las carencias en temas de educación, de salud, de seguridad pública, de servicios, de deporte, de espacios para la convivencia familiar. Cada día crecen los cinturones de miseria y se agrava la depredación del medio ambiente, lo que no es un tema menor.
En cambio, con el desarrollo social se privilegia el bienestar de la población, busca que los beneficios del turismo lleguen a los ciudadanos y se acabe con los desequilibrios económicos que persisten en todos los municipios, que las bondades de la industria sin chimeneas permeen en todos los sectores sociales y se traduzcan en mejores oportunidades y en condiciones de vida dignas.
De ahí la importancia de conocer las propuestas de quienes pretendan gobernar Quintana Roo en los próximos años, de compararlas y de seleccionar a quien sea más capaz y tenga la mejor visión para alcanzar un estado más justo.
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