El Minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
La consulta pública del pasado domingo, la primera en su tipo en la historia del país, fue exitosa. Los casi siete millones de sufragios que sumó la jornada, con amplio margen a favor de que se enjuicie a los expresidentes, lo evidencian. ¿Que son pocos? Eso depende de lo que se quiera ver: fueron más votos que los que obtuvo el PRI en las elecciones del 2018.
Esos casi siete millones de votos son, además, el primer paso hacia otros ejercicios de la llamada “democracia participativa” impulsada desde Palacio Nacional, que en el futuro cercano, en marzo del año entrante, incluyen la revocación del mandato del propio presidente de la República. El del pasado domingo fue, por decirlo así, un ensayo general de este tipo de consultas.
Claro que estos votos por el juicio a los expresidentes, con apenas el siete por ciento del padrón electoral, quedaron muy por debajo del 40 por ciento requerido para ser vinculante, es decir para convertirse en un mandato de acción judicial; esta votación puede ser tenido como un fracaso del gobierno de López Obrador, y que fue un gasto estéril de 500 millones de pesos.
Desde luego el tal fracaso se trata de una exageración y no meya al 60 por ciento de aprobación presidencial y no cambia las tendencias electorales del 2022 que al menos sumará cuatro gubernaturas más para Morena. Por lo que toca al gasto, no es excesivo en modo alguno si mejora de nuestro sistema democrático con prácticas que ya son comunes, por ejemplo, en Europa.
La gran pifia de la consulta, como anotara el articulista Jorge Zepeda Paterson, fue la parrafada que pergeñó como pregunta la Suprema Corte de Justicia, galimatías que ni los propios jueces entienden. Eso sí, sentencia el periodista, lograron una boleta que lucirá por derecho propio en el nutrido anecdotario judicial. A los togados debiera exigírseles el uso del español en sus textos.
Estos millones de votos, por otra parte, también pueden ser tenidos como el primer esfuerzo civil por frenar los abusos del poder presidencial, ya sea por desfalco, por desapariciones, por enajenación o cualquier otra de sus iniquidades, que muchas son, como todos sabemos, aunque muchos toleran. ¿Fue un fracaso la consulta? desde luego que no, pues en el balance fue un éxito.
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