La inminente aprobación de las reformas al Poder Judicial, en virtud de la aprobación de la mayoría calificada y las declaraciones confirmatorias por parte de los liderazgos de la próxima administración han llegado a provocal la gran desesperación por pare de la oposición interna en conciliábulo con una pretendida ayuda o pedido de auxilio al exterior.
Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México declaró recientemente lo siguiente: “representa un riesgo mayor para el funcionamiento de la democracia”; entre otras máximas como: “la importancia de la lucha de México contra la corrupción judicial. Sin embargo, la elección directa y política de jueces, […], no resolverá dicha corrupción judicial ni tampoco fortalecerá al Poder Judicial”, al tiempo que añadió que “también debilitaría los esfuerzos para hacer realidad la integración económica de América del Norte y crearía turbulencia, ya que el debate sobre la elección directa continuará durante los próximos años”.
La interpretación a lo expresado por Ken Salazar puede tener varias lecturas, en función a su cercanía con Palacio Nacional y su relación personal con el presidente López Obrador no es comprensible, pero si, en cuanto a que representa los intereses de las empresas transnacionales establecidas en México que ven en la reforma al Poder Judicial una “amenaza” a sus intereses tradicionalmente cobijados por la corrupción, una tradición de muchos años que privilegiaba el poder económico siempre.
En México los ciudadanos conocemos las actuaciones de la justicia para los amigos y la justicia aplicable a secas. Y la reacción a la Reforma Judicial van en ese sentido, como antes lo hizo el Consejo Coordinador Empresarial, el Consejo Mexicano de Negocios, el Nacional Agropecuario,entre otros organismos de cúpula del sector empresarial nacional o incluso internacionales como el Consejo de Empresas Globales. Este poder judicial que ha permitido la existencia de grandes evasores de impuestos y la liberación de delincuentes de cuello blando, en fin.
La transformación que en 2018 inició parece que ahora va en un sentido más profundo, no solo estructuralmente en el campo de la justicia formal; y eso gracias a la gran elección del dos de junio que permitió una mayoría calificada acorde a los tiempos y necesidades de la población. Las reacciones desesperadas, -hoy ya fuera de tiempo- no quiere decir que desde años atrás hayan intentado modificar el plano nacional, desde incluso toda la campaña pasada, sin embargo no pudieron hacer mucho. Sus corifeos en los medios nacionales tradicionales simplemente todo lo hace con falsos argumentos en sus intenciones y los resultados son contrarios a lo que quisieran provocar.
Ken Salazar es un embajador que pronto será relevado, al fin de las elecciones norteamericanas otro presidente llegará y, afortunadamente, es este preciso momento el mejor para hacer todos los cambios constitucionales necesarios que den mayor viabilidad al nuevo gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum.
Los gritos y lamentos desesperados son solo eso. La transformación va en serio y es un gran logro de todos los mexicanos y mexicanas. Andrés Manuel López Obrador lo sabe perfectamente y actúa acorde aunque en el camino momentáneamente se lleve desplantes y exabruptos él sabe que está despejando y abriendo el camino del lado correcto.
Si en algún territorio es donde mejor se desenvuelve AMLO es precisamente en éste.
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