La endogamia electoral que se ha desarrollado en todo el país y en todos los niveles de autoridades electorales -disfrazada de servicios profesionales de carrera, o de selección por mérito- ha ocasionado la degradación colateral en otros temas como la profunda corrupción que se vive en los órganos encargados de dar certeza a los comicios y, eso, además de la pérdida de confianza en las instituciones mismas, ilegitima a los gobiernos, cualquiera que sea su nivel. Hemos pasado pues del “embarazo de urnas”, a la selección de árbitros incompetentes, para garantizar, siempre, el triunfo de los mismos.
En la semana anterior, una burda batalla campal se vivió en la sesión ordinaria del Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo), cuando se aprobó por mayoría la renuncia de la directora de administración de ese organismo, misma que duró en el cargo menos de medio año. A la par de que esto, la mayoría de los integrantes del Consejo General, aprobó el inicio de expedientes administrativos en contra de cuatro funcionarios menores, por ilegales procederes en cuanto a la utilización de los recursos, además de -hágame el “refabrón cavor”- evasión fiscal, al no pagar diferentes impuestos a los que están obligados. Todo lo anterior, si no fue instruido, sí fue consentido por la consejera presidenta del organismo, Rubí Pacheco Pérez, quien por cierto, ahora evade toda responsabilidad. Sólo así se entiende la renuncia de su subordinada.
Lo peor del caso, es que, cuando en la sesión se ventilaron las irregularidades, asentadas por cierto en el informe trimestral del Órgano de Control Interno, encabezado por José Polanco Bueno, la consejera presidenta lanzó una velada -y no tanto- amenaza a algunos de sus compañeros; al dar a conocer que ha enterado al Instituto Nacional Electoral (INE) de la destrucción de listas nominales utilizadas en el proceso electoral de 2022, situación que, se afirmó, ameritaría una sanción por parte de ese órgano, es decir, “me acusan de ilegalidades, pues los acuso de lo mismo” y, al final, resulta que ninguno está libre de “culpa”, pero los que al final pagan las consecuencias son los ciudadanos, que tienen por consejeros a personajes que actúan al margen de la legalidad…y esos son los que organizarán las elecciones del 2024, cuando en Quintana Roo se renovarán todos los cargos de elección popular, a excepción de la gubernatura. ¡vaya fiasco!
Más aun, las ilegalidades administrativas reveladas, comprenden tan sólo el primer trimestre de 2023, pero el mismo Polanco Bueno, en entrevista radiofónica con el escribiente, adelantó que, en la revisión de abril y mayo de este mismo año, ya se advierten varias decenas de observaciones más, que serán dadas a conocer en el informe del siguiente trimestre ¿se imagina entonces la cantidad de ilegalidades que se acumularán para finales de este mismo año? Por si lo anterior no fuera suficiente, hay que decir que, este, es apenas el primero de siete años por los cuales fue designada Pacheco Pérez al frente del Ieqroo. Vaya lamentable futuro que le espera a esa instancia, pero más triste aun, que esas sean las autoridades que los quintanarroenses deberán padecer. Retroceso tras retroceso en materia de democracia.
Y así, mientras la descomposición interna se acentúa, resulta que aun está pendiente por definir la fecha de inicio del proceso electoral local, pues la XVII Legislatura del Congreso del Estado de Quintana Roo, deberá definir, antes de que concluya la semana que inicia, si convoca a un periodo extraordinario para aprobar la iniciativa que estipula el inicio de dicho proceso, en la primera semana de enero del próximo año, tal cual se ha hecho, por decreto, en los últimos tres procesos electorales quintanarroenses. El tiempo apremia, en eso sí debieran estar trabajando legisladores y consejeros, pero, pareciera, que en el Ieqroo están más “entretenidos” en sus guerras intestinas, más allá de trabajar en beneficio de los habitantes que les pagan cada quincena. Al tiempo.
COMENTARIO MORBOSO
Y hablando de guerras internas, en la Universidad Autónoma de Quintana Roo (Uqroo), las cosas no parecen estar mejor, mientras la Junta Directiva espera que la Comisión Especial revele esta semana la nueva terna para la elección del nuevo rectorado, luego de que le rechazara la primera por la deficiente labor de los perfiles de quienes pretenden encabezar la máxima casa de estudios, el sindicato de esa instancia mantiene una fortísima confrontación con el aun rector, Francisco López Mena.
Resulta que el también ex secretario de Gobierno en el anterior sexenio, pretendía dar largas al cumplimiento de acuerdos para el incremento salarial de la base trabajadora, lo que ocasionó una marcha en contra que demandó incluso el involucramiento del gobierno estatal, quien sin embargo -en respeto de la autonomía apenas otorgada- se mantuvo al margen, pero el rector al parecer fue doblegado y convocó a una sesión para este martes, en la que, se supone, los trabajadores obtendrán lo que por ley han demandado.
Vaya lastimera manera de terminar su administración. López Mena ha dicho en entrevista con el columnista que, a partir de agosto, irá a vivir al municipio de Felipe Carrillo Puerto, en donde aprenderá maya y dará clases en el módulo de la Uqroo, pero dadas las confrontaciones, el idioma es probable que lo aprenda, pero no que se integre a la plantilla de maestros universitarios.
Y así, mientras el órgano que propondrá a los aspirantes a rector, ha quedado claro que, como electores, han resultado más de lo mismo, ojalá que sea diferente con la futura administración de la Uqroo, que además de autonomía, su comunidad universitaria ya merece verdadero respeto, que debiera iniciar con la sustitución total de sus patronos, consejo social y universitario; como medida de limpieza y, hasta de escarmiento; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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