Por Diana Alvarado
Cuando realizaba su trabajo para informar a la sociedad de Cozumel, el reportero Francisco Díaz fue agredido brutalmente y detenido por el policía Luis Manuel Cardona, mejor conocido como “El Satanás”. El momento fue grabado y difundido en las Redes Sociales provocando de inmediato indignación y rechazo entre los quintanarroenses y el gremio periodístico.
Diputados locales, la Comisión de Derechos Humanos y hasta la Fiscalía General del Estado salieron a condenar los hechos y anunciar la inmediata apertura de investigaciones para sancionar al policía responsable.
El asunto no es un tema menor y requirió la atención de las autoridades, menos de la propia alcaldesa de Cozumel, Juanita Alonso, a quien el hecho apenas le mereció un breve y frío comentario: “Ya existe una indagatoria”.
No habló de suspender al policía Cardona, mucho menos de darlo de baja inmediata. Tampoco hubo una disculpa para el reportero ni un gesto de solidaridad. Nada.
Con ello, Juanita Alonso dejó en evidencia que no le interesa lo que sucede en la policía municipal ni los constantes abusos y excesos contra ciudadanos y reporteros. Tampoco le interesa cumplir con su obligación como autoridad municipal de hacer valer y respetar los derechos de las personas.
A un año de gobierno, Juanita Alonso ha ganado el descontento de los cozumeleños, decepcionados del nepotismo, frivolidad y nulos resultados de su administración. Ahora también ha empezado a ganarse el repudio de la prensa.
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