A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
La llamada izquierda mexicana, cuando fue oposición, criticó, recriminó y prometió acabar con lo que ahora está a punto de aprobar desde el Poder Legislativo: el otorgamiento de facultades metaconstitucionales al Poder Ejecutivo y con ello dejar de ser el contrapeso al que siempre aspiró llegar, para limitar el poder de los presidentes.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de la Republica y antes opositor incansable, envió al Cámara de Diputados una iniciativa para reformar el artículo 21 Ter de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, con la intención de que el Ejecutivo tenga la facultad de modificar a discreción el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) en caso de que se presenten “emergencias económicas en el país”, evidentemente, esas “emergencias” las define el mismo presidente, ¡faltaba más, ya encarrerado el ratón, que se “fastidie” el gato!
La reacción de los opositores –los de ahora, en el poder antes claro- no se ha hecho esperar, aseguran que no hay situación extraordinaria que justifique la ambición presidencial de mover el presupuesto a su gusto, mientras los analistas políticos ubican el fundamento de esa modificación normativa en las cada vez más reales posibilidades de que la Cuarta Transformación Republicana pierda mayoría en el Congreso federal en 2021. Cuestión de prospectiva simple, dicen.
Independientemente de la especulación electoral, lo cierto es que la emergencia causada por el coronavirus Covid-19 ha dado la justificación al gobierno federal para “atrincherarse” con el presupuesto, cancelando todas las acciones y proyectos, a excepción del asistencialismo presidencial y sus obras emblemáticas -¡pos oye!-, generando un impacto profundo a nivel de las entidades que ahora han cancelado obras y programas.
Lo que sí es real, es que la Comisión Permanente de Funcionarios Fiscales, que conforman sólo 8 estados de la República, han alertado que la baja en los ingresos federales por la pandemia pone en riesgo las participaciones federales de las entidades federativas. Por ejemplo, de acuerdo con el informe de febrero de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) los ingresos cayeron ya un 6.3 por ciento con respecto a 2019, lo que significa un total de 394 mil 936 millones de pesos; y seguramente en los meses subsecuentes ocurrirá lo mismo, de ahí que el gobierno pretenda no entregar recursos a los estados, y a partir de 2020 que el Ejecutivo disponga “de lo que quede.”
Ciertamente, estamos con una economía detenida por una pandemia, pero el año pasado la economía tampoco creció, ¿pero no era este el gobierno que nos prometió crecimiento del 6 por ciento anual? Luego del cuatro, luego del dos… llegamos a cero y ahora la proyección es de un decrecimiento de por lo menos el ocho por ciento. Además, se echará mano del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios –las reservas pues- y, si el Congreso aprueba la iniciativa presidencial, pues esos recursos también serán gastados como lo desee el presidente, aunque sean las mismas dependencias las facultadas para disponer los recortes –aunque ya sabemos de dónde vendrán las “recomendaciones”.-
El panorama no es nada alentador, los estados seguirán “adelgazando”, el gobierno federal atrincherándose y la economía detenida. Ojalá que la Cuarta Transformación Republicana se mantenga en el poder más de seis años, porque en caso contrario, después del 2024 desempolvarán el discurso de las excesivas facultades del Ejecutivo, esas que ahora se aprestan a engrosar.
COMENTARIO AL VUELO
Y sí, ya encarrerado el ratón…
Suponiendo –sin conceder, dicen los abogados-, que al presidente de la República le aprueben su iniciativa y pueda disponer discrecionalmente del presupuesto federal, ¿quién y con qué argumentos impedirá que lo mismo ocurra a nivel de las entidades federativas? ¿A poco la sola creencia –porque eso es, ni siquiera argumento- de ser diferentes al pasado justifica el “aquí sí y allá no”? ¿se imagina el lector un país en donde sus gobernantes dispongan a placer del dinero público, pero además fundados en la ley para ello? A los apoyadores de Andrés Manuel López Obrador, a sus diputados y senadores, al mismo presidente una solo pregunta ¿Que no ese fue el fundamento para construir sus principios partidistas? No robar, no mentir, no traicionar al pueblo.
Pretendiendo erradicar a los corruptos, con la iniciativa planteada por el presidente les están construyendo el paraíso, pues para manejar el dinero de las arcas a placer bastará ganar elecciones; “pero antes siempre se hizo”, podrá decir el defensor a ultranza del presidente, y uno que otro responderá, “pues sí, pero por lo menos le tapaban ‘el ojo al macho’ haciendo como que los sancionaban”, ahora hasta las leyes les modifican; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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