La situación del partido Morena se antoja desafiante, delicada; luego de la más reciente reunión de Consejeros en la que se dio a conocer la carta que la presidenta Claudia Sheinbaum envió para definir una serie de normas éticas puntualmente detalladas y que han sido interpretadas como mensajes personalizados a las conductas de algunos funcionarios y representantes del partido; los eventos posteriores y la recapitulación del pasado reciente no parecen ser coincidentes al catálogo ético.
Por un lado se quiere privilegiar la unidad del partido al interior y por otro lado se admiten personajes de muy malos antecedentes que en nada pueden ser garantía del respeto a las directrices presidenciales; si la presidenta desea retomar el liderazgo del partido es urgente que delimite la incorporación de nuevos miembros impresentables cuando menos; si lo que se privilegia es la unidad y la ética por que no aplicar sanciones o llamados de atención. El camino trazado de obtener un padrón de diez millones de afiliados no solo es altamente retador sino también es altamente peligroso en el camino a la pérdida de principios y valores internos, esenciales. El riesgo es mayor cuando parece no haber un respeto a las directrices de la presidenta partiendo de que ella es la actual líder indiscutible y -si es el caso- y la presidenta no quiere ser líder ético del partido entonces que alguien nos indique quien o quienes son los que asumen ese liderazgo.
Hace tiempo en este mismo espacio mencionamos los riesgos por la falta de un liderazgo reconocido ampliamente, como en el pasado lo tuvo López Obrador. Actualmente no parece existir ni el liderazgo ni el respeto a quien por definición debe asumir esta posición.
Morena quiere obtener un amplísimo padrón de afiliados, lo obtendrá, sin embargo por el camino parece ir perdiendo la visión hacia el interior, su misión ética y valores que lo hicieron un partido exitoso frente a la oposición luego entonces aun ganando electoralmente las próximas elecciones por el camino se ira desdibujando de sus orígenes. El riesgo es alto y la proyección así lo vislumbra. Lamentablemente que los jóvenes que hoy son los más influyentes en la dirección del partido parce no comprendan que el objetivo primario de ganar a toda costa no es hoy ya aplicable a raja tabla como en 2018.
La incorporación de personajes nefastos y/o el nombramiento a puestos altos dentro del partido o el gobierno es un pésimo síntoma que por desgracia se ira replicando en los estados y en los municipios. Parece ser que este fenómeno nadie lo podrá parar y si este problema lo sumamos a la presión de Estados Unidos contra políticos y funcionarios para perseguir a personajes vinculados con el crimen organizado cran una situación extremadamente delicada para el futuro de la unidad de Morena. Y por el momento no parece haber una salida exitosa, a los políticos los obnubila muchas veces el poder y el éxito.
Gracias por su lectura y recomendación en redes sociales @raulcaraveo
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