Por Nicolás Durán de la Sierra
Ante la embestida del crimen organizado en la zona sur del Estado, que en los últimos días ha dejado una amplia estela de muertos, heridos y desaparecidos en especial en Chetumal, no sé qué sea peor si el mutismo palatino o los desbarres de los mandos subalternos queriendo, sin éxito, tranquilizar a la sociedad; sus mensajes han sido contradictorios si no es que hasta banales.
Se precisa audacia para sostener, como el secretario de Seguridad Ciudadana, que como se trata de una lucha entre dos cárteles, la sociedad civil no está involucrada y que por ende, se deduce, la ciudad está en paz, o que las muertes de policías son ajenas a la lucha criminal y que en pocas palabras, como ha sido la tónica en estos casos, aquí no pasa nada, aunque sí que pasa.
A su vez, Cristina Torres, la secretaria de gobierno, dejó claro que no es justo que los partidos de oposición usen la violencia criminal sucedida para ganar votos y que se investigará el origen de videos y noticias que pretenden generar “psicosis entre la ciudadanía” y, fina ella, llamó a los actores políticos a conducirse con ética y respeto y abocarse a sus propuestas y no a sembrar miedo.
Para ellos, pues, esta escalada de violencia bien puede incluirse en el rubro de “la percepción ciudadana”, que es el sitio al que van las alertas que no correspondan a las estimaciones oficiales. Por desgracia, la realidad es terca: la ola criminal se veía venir, fue creciendo en los últimos meses hasta que detonó hace uno días sin que la federación o el estado hubieran tomado previsiones.
Esta escalada criminal, como las que ocurren en todo el país, tiene efectos electorales y de allí los apuros de la secretaria de gobierno, pues sería pueril suponer que la inseguridad no es tema político y aún más si ocurren en estos días. En este tenor, hubiera sido un acierto que, desde el Estado, siquiera se anunciara algún tipo de apoyo a los deudos de las víctimas. Ahí para la próxima.
Ya en el tema electoral, por no dejar, el debate en pos de la presidencia del país del próximo 19 de mayo será el más aguerrido, el de más imán para el respetable, pues el pasado estuvo flojo aún y con las majaderías de una Xóchitl Gálvez que parecía salida de una carpa al estilo “Palillo” de la década de los 40s. Las encuestas siguen iguales y Máynez sigue sin entender que hace allí.
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