El Minotauro /
Por Nicolás Duran de la Sierra /
Las jornadas feministas del pasado domingo, cuando se celebró el “Día internacional de la mujer” y su corolario, el lunes 9 de marzo, con “Un día sin mujeres”, fueron tan exitosas que hasta las propias impulsoras quedaron sorprendidas. La solidaridad entre ellas, sus demandas y voces devinieron en una sonora demanda de justicia que cubrió al país por entero.
La fuerza de la jornada fue tal que se lograron aislar los brotes violentos y se pudo exhibir a las infiltradas que intentaron desvirtuar la marcha. El movimiento feminista es y ha sido víctima de esquiroles que, por vía del vandalismo y la obscenidad, intentan ensuciar la imagen de la lucha por justicia, igualdad y respeto que impulsan millones de mexicanas.
Si bien el domingo no se perdieron vidas, sí resultaron con lesiones por el fuego de una bomba molotov un par de reporteras y dos policías. Por el bien de todos, debe perseguirse a las que lanzaron el artefacto, pero sobre todo ir contra los responsables intelectuales. Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, tiene la palabra. Se trata de delincuencia organizada.
Claro que hubo quienes quisieron sacar raja política de la violencia que pudiera haberse generado; claro que hay quienes llaman débil al presidente López Obrador por no reprimir la marcha, aunque de haberlo hecho lo tildarían de tirano; claro que hay los que plañen que hay inestabilidad en el país, pero el movimiento fue tan exitoso que hasta diluyó estas oscuridades.
La marcha feminista del domingo fue en realidad una marcha de muchos feminismos, ya que el colectivo tiene varias diversas vertientes, aunque todas coinciden en el urgente respeto a la dignidad femenina, y esa meta es la que debe prevalecer por encima de las diferencias. El feminismo debe ser un esfuerzo de todos.
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