A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
Las elecciones se ganan con votos efectivos, es la afirmación general; sin embargo, los actores políticos han encontrado en la impugnación de resultados electorales una alternativa posible para alcanzar espacios de toma de decisiones, desestimando la actuación de las autoridades electorales e incluso poniendo en duda su actuar –como si cuestionamientos necesitaran-; pero la lucha por el poder permite eso y más, por ello, después de la jornada del domingo en seis entidades federativas, la atención estará puesta en los órganos y tribunales comiciales de esas entidades que renovarán autoridades.
Difícil momento enfrentarán los órganos electorales y de impartición de justicia electoral, pues la reforma de 2014 no logró eliminar el estigma de parcialidad en su actuación, pero además desde el Congreso federal ha llegado una iniciativa que pretende desaparecer los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLEs) –aunque nada se ha dicho de los tribunales-, y, por si no fuera suficiente, luego de los comicios en seis estados los órganos recibirán infinidad de recursos de revisión que cuestionarán su actuación, lo que hará que todas las miradas se fijen en sus funcionarios, sobre todo aquellos que este mismo año culminan periodo, como es el caso del estado de Quintana Roo y algunos de los integrantes del Tribunal Electoral local.
Ahora bien, la impugnación por estrategia ha existido precisamente por las “desviaciones” de los órganos electorales, pues el actor político pretende, a partir del argumento –por decirlo mesuradamente-, ganar la anuencia del árbitro, y si el comportamiento fuera impoluto no habría interpretación ambigua posible de la norma, por ello esta colaboración del escribiente resalta la urgente necesidad de que la tarea del elector no se agote en la urna, sino en el seguimiento efectivo luego de la elección; ni siquiera eufemísticamente durante todo su periodo –lamentable expresión, pero cierta-, sino sólo hasta la toma de protesta.
En 2012, magistrados electorales de Quintana Roo –uno en concreto, Víctor Vivas, sobrino de Félix González Canto, faltaba más- fue exhibido en su intento por “torcer” decisiones para favorecer a un partido político y obtener una diputación local más (https://www.jornada.com.mx/2012/02/02/estados/034n1est ); y en el actual proceso electoral la presidenta misma del Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo); Nora Cerón, fue acusada por actores políticos diversos por modificar dictámenes para favorecer a actores políticos en la contienda(http://www.contracorriente.net/2019/04/10/rechaza-nora-ceron-incurrir-el-irregularidades-del-teqroo/ ); luego entonces, la alerta está lanzada.
COMENTARIO MORBOSO
Lo importante de los procesos electorales –al margen de la actuación de las autoridades electorales- es la participación del elector. No hay legitimidad posible si el sufragio no respalda a las autoridades que en los siguientes años tomarán decisiones para y por todos; así que, si aun no ha decidido acudir a las urnas, baste señalarle que la rabia por lo poco o nada hecho en su favor desde la administración pública, sólo es posible modificarlo mediante la emisión expresa de su voluntad como elector.
Porque pareciera que la participación de los inconformes se ha reducido actualmente a un “like” en redes sociales, a un comentario ofensivo y con calificativos para quienes poco o nada hacen para mejorar la calidad de vida de más de cien millones de mexicanos –o un millón y medio para quienes habitamos Quintana Roo- estando en el Ejecutivo, Legislativo o Judicial. ¿le ofende? ¿y no le ofende más la impotencia de gritar y que no le hagan caso? ¿la desesperante miseria y el reclamo de que, el sur, les dio el poder y nada han hecho por resarcir un poco la necesidad que agobia día a día? Pues manifiéstelo votando… o no lo manifieste; así se observa desde aquí A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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