A Tiro de Piedra
Por Julian Santiesteban
Aunque las candidaturas no se asignan precisamente por trayectoria electoral, sino por cercanías políticas; pero además, que los sufragios que se obtienen no son atribuibles sólo a la “empatía” que despierta algún contendiente, sino también por la serie de intereses que intervienen en su postulación, aun así, vale la pena analizar sus perfiles y conocer las “pasiones” que cada uno despierta, porque muchos de los aspirantes a gobernar Quintana Roo a partir del 25 de junio del 2022 pueden ser en realidad, tan sólo “espejismos.”
Y es que, depende mucho de cuándo se obtuvieron los votos y la manera que se ha llegado al poder, para poder ponderar las posibilidades reales que se tienen de cara al próximo año en el estado. Por ejemplo, si fuera sólo por cantidad de votos, desde 2018 no habría en el estado otra candidata que no fuera Marybel Villegas Canché, pues obtuvo la mayor cantidad de sufragios en toda la historia local, al acumular 424 mil 565. Estuvo por encima incluso de las 8 elecciones que han dado gobernadores en Quintana Roo. Pero como ya es sabido, en el proceso electoral 2021, el grupo en control de Morena no le permitió siquiera contender por la presidencia municipal de Benito Juárez. Ni juntando los votos de todos los aspirantes –los que pueden contarse-, se acercan siquiera a la cifra obtenida por la senadora.
Además, los votos no valen lo mismo –o no debieran- ya en tiempos de la 4T, que cuando el proyecto apenas se construía, y en ese tenor, por ejemplo, habría que recordar que el ahora senador José Luis Pech Várguez obtuvo en 2016, luchando contra el actual gobernador, Carlos Joaquín González y el candidato del PRI (que entonces era gobierno en el estado), Mauricio Góngora Escalante, 54 mil 799 votos, el 10.94 por ciento de la votación (Joaquín González se hizo mandatario con poco más del 45 por ciento). Ese fue un basamento importante para los triunfos que luego obtendría el partido. En los tiempos en los que, de acuerdo al dicho de Pech Várguez, solo se tenía: “Suela, sudor y saliva.”
De Luis Alegre Salazar y Rafael Marín Mollinedo no puede argumentarse mucho, el primero es diputado plurinominal y su padre un cercanísimo del presidente y, el segundo un allegado también del mandatario federal, Andrés Manuel López Obrador. Ahora bien, si ganar elecciones es la clave, María Hermelinda “Mara” Lezama Espinosa pudiera ser la favorita, pues ha ganado en dos ocasiones consecutivas el municipio más poblado de Quintana Roo. Solamente que hay datos que, para efectos de la competencia, debieran preocupar al partido, pues la primera contienda la ganó con 152 mil sufragios y, la segunda, apenas el 06 de junio pasado, alcanzó apenas 89 mil 704, es decir, casi 63 mil votos menos en tan sólo dos años y medio.
Ahora bien, si la asociación con el Partido Verde Ecologista (PVE) es factor decisorio, entonces no habría diferencia entre postular a Mara Lezama o al recién electo diputado federal Juan Carrillo Soberanis, pues este obtuvo 76 mil 826 sufragios y fuera de Cancún –apenas 12 mil 878 votos menos-, en municipios como Tulum, Solidaridad, Cozumel y Puerto Morelos, donde Lezama Espinosa, hasta ahora, no tiene mayor incidencia. Pareciera incluso que en eso lleva ventaja el aun alcalde de Isla Mujeres, pues tiene camino andado debajo de Cancún. O en todo caso, probablemente hasta Laura Fernández Piña –si libra todas las investigaciones federales que tiene en su contra- pudiera colarse, pues obtuvo 63 mil 724 votos.
Más aún, si lo que importa es el apoyo que pudieran tener los proyectos emblemáticos del presidente en Quintana Roo, pues hasta Marciano Dzul Caamal, recién electo presidente municipal, pudiera alcanzar el banderín, porque el 06 de junio ganó Tulum con tan sólo 11 mil 125 votos, pero en esa demarcación confluirán el aeropuerto internacional de Tulum, que se convertiría en el segundo más importante del país en arribos internacionales, y una de las más importantes estaciones del Tren Maya estarían aquí, además de sumar que es maya hablante, esos pequeños detalles que tanto conquistan a quien despacha desde Palacio Nacional. En esa tesitura, quien alcance más puntaje, será el abanderado(a), sumando siempre el “humor” con que se levante el presidente.
Por último, habría que decir que el único con números para competir (tangibles) en el 2022 por otros partidos políticos, es Jesús Pool Moo y sus 50 mil 130 votos obtenidos, porque los atribuidos a Mayuli Martinez Simón (que son 149 mil 478) fueron entregados a la coalición con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), pues ella es de representación proporcional. No hay pues contendiente, a menos que esa coalición abra la puerta a un externo. Esa es la realidad de los números, de la mezcla de factores surgirán los candidatos y del pago de favores y deseos presidenciales también, por lo menos en Morena; en el PAN-PRD, decidirán las dirigencias nacionales ¿será que la puerta abierta que anunció Marko Cortés para los “amlopentidos” sea mensaje con jiribilla también en Quintana Roo? Parece que el grupo político de Ricardo Monreal tiene la palabra
COMENTARIO MORBOSO
Y a propósito de cifras contundentes, las de la inseguridad en Quintana Roo, particularmente en el norte, son lapidarias, inocultables en el discurso del “vamos bien”, pero además debieran ya mover a la indignación social. Benito Juárez, el municipio más grande de Quintana Roo, aparece en el segundo lugar de percepción en la más reciente Encuesta de Seguridad Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), pero además, en el lugar 14 entre los 50 municipios más violentos de todo México, de acuerdo a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Es aquí donde, se supone, hay mando único policial, donde la alcaldesa y el gobierno estatal presumen coordinación, pero las cifras de la muerte nos recuerdan que alguien está mintiendo…y mucho.
¿De verdad, desde aquí y con estos resultados es posible construir un proyecto de gobierno para los próximos años? ¿los que ahora detentan el poder estatal y municipal? ¿aun eso puede ignorarlo la fuerza de “la marca” y dar un triunfo contundente a Morena en el 2022? Si así fuera, ¿entonces el problema son los políticos o es la ciudadanía que no ve, lo que evidentemente no quiere ver? El problema no es coyuntural, definitivamente es sistémico, y no cambiará, en tanto la transformación no sea profunda, más allá de cambios de color partidista, porque queda claro que “azules”, “guindas”, “amarillos” o “tricolores”, son iguales, y hasta socios, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
Sé el primer en dejar tu comentario de esta noticia